En 1876, al inicio del Porfiriato, Veracruz estaba aún relativamente subdesarrollado y escasamente poblado, pero los esfuerzos por explotar su potencial
trajeron un rápido cambio. Este proceso fue ayudado por la recuperación general de la economía mexicana en las décadas de 1860 y 1870, resultado
de la creciente producción de la industria minera y los estímulos derivados de la construcción del ferrocarril. Esta recuperación reverberó en toda la
economía y afectó a la industria textil de algodón. En 1892, ya se estaba colocando la base para la expansión de la industria textil que llegaría a ser
tan importante para Veracruz y México, no sólo económica sino también políticamente.65 En 1892, el presidente Díaz inauguró la moderna fábrica
textil de Río Blanco en Orizaba. Con husos, miles de telares y seis enormes estampadoras, permitió a Veracruz y, ciertamente, también al país, competir con lo mejor de las importaciones británicas de algodón.66 La inversión total de capital en la industria textil en Veracruz fue de entre 2.5 y 3 millones de pesos en 1892, elevándose a 6.5 millones en 1896 y a 15 millones en 1908. El incremento de capital se debió a la conclusión de una enorme planta hidroeléctrica en Rincón Grande en 1897. En 1895, Río Blanco producía un dividendo a los accionistas de 25% de su inversión, el cual promedió
20% en los años de 1892-1899. En 1896 un conglomerado rival, la Compañía Industrial Veracruzana, con capital francés y alemán, fue establecido en el pueblo de Necoxtla cerca de Orizaba y construyeron la fábrica de Santa Rosa para el estampado de ropa y la producción de hilo. Cerca de mil trabajadores participaron en la construcción y un camino fue construido para unir a los dos poblados. La inversión total de capital fue de 3.5 millones de pesos, y la fábrica continuamente pagó dividendos de aproximadamente 13%.67 Con estas inversiones, Veracruz acumuló 44% de los husos
en el país y se volvió uno de los centros manufactureros más importantes.68
Además, en 1895, había más de 465 establecimientos manufactureros representando un capital total de 4.3 millones de pesos, de los cuales los más
importantes producían cigarros y cigarrillos, madera y productos del mar. El comercio fue también de relativa importancia.69 En otras áreas de la economía, la tasa de crecimiento fue también espectacular. En 1911, Veracruz era
el responsable de la mitad de la producción del café en México, y entre 1876 y 1910 hubo un incremento del 350% en la producción de azúcar y petróleo.70 En 1901, una nueva ley de minería fue aprobada para permitir la explotación del subsuelo sin impuestos por diez años: esto benefició a compañías como la Compañía Mexicana de Petróleo de Sir Weetman Pearson,la cual llegaría a ser la compañía mexicana de petróleo más grande en los
años venideros.71 En 1897, Prescotte and Ca., de Nueva York adquirieron grandes superficies de tierra para cultivar árboles de caucho así como para
establecer la maquinaria de procesamiento. En 1905, los agricultores del cantón de Zongolica formaron una compañía invirtiendo más de 400 000
pesos para cultivar árboles de caucho cuyo producto tenía un mercado listo en Nueva York.72 Una planta hidroeléctrica fue construida también ese año,
en Córdoba, utilizando una de sus cascadas, para abastecer de energía a una nueva y enorme fábrica de azúcar, así como al tranvía de la ciudad. Al norte,
en Tuxpan, entre la laguna de Tamiahua y el Golfo, otra compañía fue establecida para comerciar con narcisos.73 En 1905, al sur, en Minatitlán, una
fábrica de azúcar que usaba los procesos de refinado más modernos fue construida con un capital cercano al millón de pesos. Un año después una
compañía estadounidense envió agentes tanto a Zongolica como a Papantla para adquirir tierras para el cultivo comercial de la vainilla.74La industria azucarera veracruzana experimentó un boom sin precedente durante los prime-
ros veinticinco años del siglo XX. Este dio inicio precisamente en el Porfiriato con la instalación de nuevos ingenios y la modernización de otros. La fotografía corresponde a El Potrero, que instaló la primera planta refinadora de azúcar en 1907, que ya produciría azúcar en cuadritos, bajo el sello de The Mexican National Sugar Company.Tal era la promesa y reputación de Veracruz, que los inversionistas extranjeros estaban ansiosos de tomar ventaja de su potencial. Las cartas solicitando información de Veracruz eran continuas y mostraban un vigoroso interés en el establecimiento de industrias en el estado.75 En 1905, el ministro del interior, Ramón Corral, pidió la ayuda del gobernador Dehesa para un empresario que había establecido una oficina en la ciudad de México con el objetivo de transmitir información económica sobre
varios de los estados mexicanos. Sin embargo, el gobierno del estado ya había establecido una oficina de información dirigida por un ciudadano
estadounidense, Alex M. Gaw. La respuesta de Dehesa a Corral fue lacónica, indicando no sólo el énfasis que Dehesa puso en el desarrollo económi-
co, sino también su intención de mantener el control de ese desarrollo sin interferencia del gobierno central. En cierto sentido, la respuesta de
Dehesa refleja la amarga lucha por el control de la economía estatal en la que estaba perpetuamente empeñado con el gobierno central, y en particular en contra de sus enemigos los Científicos.76