2. Olivia - Cuando todo se complica

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Cierro los ojos y suspiro con impaciencia, mientras me oigo a mí misma hacerme miles de preguntas mentalmente y sin forma alguna de hallar sus posibles respuestas

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Cierro los ojos y suspiro con impaciencia, mientras me oigo a mí misma hacerme miles de preguntas mentalmente y sin forma alguna de hallar sus posibles respuestas. Mi cabeza ahora mismo está hecha un lío y ni siquiera puedo procesar la idea de que Tyler esté realmente aquí, en mi casa, sentado en el sofá de mi salón como si nada. No puedo apartar mis ojos de su presencia, porque todavía hay una pequeña parte de mí que cree que estoy alucinando y que en cualquier momento voy a despertar de esta especie de ensoñación que estoy teniendo.

Ahora mismo me siento extraña y mi corazón palpita de forma igualmente extraña; de una manera que no sé cómo interpretar. Todo esto es demasiado raro e inesperado para mí. Podría decirse que las cosas están sucediendo más rápido de lo que mis neuronas son capaces de procesar, por lo que ahora mismo me sale humo por las orejas de tanto pensamiento confuso.

No entiendo qué hace aquí...

Los dos nos quedamos en silencio un buen rato, sin saber qué decir. Yo permanezco sentada en un sillón junto a la mesita central, donde hay varias revistas de moda y otras de decoración de interiores apiladas. Froto mis rodillas al descubierto con nerviosismo, mientras que Tyler recorre con la mirada la estancia que nos rodea, observando al detalle cada cuadro, cada figurita decorativa, cada objeto dispuesto en la sala, hasta que finalmente sus ojos se pierden tras las preciosas vistas de Manhattan que se extienden por detrás de los enormes ventanales de mi apartamento. Una ciudad viva al anochecer, llena de luces y rascacielos que se alzan y recortan el horizonte de forma majestuosa, mientras que se reflejan a través de los inmensos cristales del salón de mi apartamento.

—¿Vives aquí? —rompe el silencio al fin y me sobresalto un poco al escuchar repentinamente su voz.

Asiento con la cabeza, porque todavía tengo las cuerdas vocales congeladas.

Otro silencio.

El ambiente que nos rodea es raro y más después de ese abrazo que nos hemos dado hace un momento. Todavía estoy intentando comprender mis emociones, pero siento que algo me oprime el pecho y que me estruja el alma sin piedad. Como una presión pesada prensando mis costillas y no lo entiendo.

Tyler y yo actuamos como dos desconocidos que no saben de qué tema hablar y puede que después de estos cinco años sin habernos visto, realmente lo seamos. Un día, él y yo lo fuimos todo, compartimos muchos momentos únicos, muchos besos, muchas confidencias, muchas muestras de afecto, mucho amor y sentimientos, pero ahora mismo no somos nada. No sé nada de su vida y la verdad, es cuanto menos chocante. ¿Cuánto cambian las personas en cinco años? ¿Mucho? ¿Poco? Desde luego, yo ya no soy aquella Olivia adolescente, malcriada y caprichosa, que creía que el mayor problema de la humanidad era tener un grano con pus en la frente el día en el que ibas a salir a una fiesta para ver al chico que te gustaba. Ahora he madurado y me esfuerzo cada día por lograr ser feliz en aquellas pequeñas cosas de la vida que no son única y exclusivamente materiales. He puesto orden en mi vida y por fin puedo decir que tengo algo de serenidad en ella. Estoy en paz... pero, no sé por qué, tengo el extraño presentimiento de que Tyler ha llegado a mí para romper esa paz.

Vuelve a mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora