Tan pronto como un rayo de sol se cuela a través de la cortina blanca que cubre la ventana de la habitación y me deslumbra a la vista, recuerdo donde estoy y, sobre todo, con quien estoy. Una sonrisa amplia se apodera de mis labios en cuanto su olor suave y fresco alcanza mi nariz, y el calor de su cuerpo se adhiere al mío traspasando la fina tela de mi camiseta. Cameron está completamente desnudo. El muy sin vergüenza ni se molestó en volver a vestirse anoche.
Estamos abrazados, cómodos y entrelazados, y puedo sentir como mi respiración busca ajustarse a los movimientos de su pecho descubierto y pegado a mi cara. Él no me ha soltado en toda la noche y he sentido como sus brazos se aferraban a mí con fuerza, como si tuviese miedo a que pudiese desaparecer en cualquier momento mientras dormíamos.
Algunos recuerdos de nuestra noche juntos llegan a mi memoria como pequeños retales y fragmentos de sensaciones dispersas. Me ruborizo al recordar el jadeo que emitimos al unísono cuando se deslizó dentro de mí, el roce que producían sus caderas sobre las mías con cada embestida, la presión de su lengua dulce y posesiva sobre la mía, la tensión de su cuerpo cuando alcanzamos el clímax y la oscuridad de sus ojos sumergidos en los míos.
Si pusiese encontrar las palabras adecuadas para describir la forma tan increíble que tiene de hacerme el amor, las pronunciaría, pero dudo mucho que estuviesen a la altura de la realidad. Cameron me hace perder el aliento, el sentido, la cabeza... Es completamente maravilloso.
Hay un ligero tintineo permanente en mi pecho desde anoche, algo que se encendió con el primer beso y que no ha dejado de repiquetear entre mis costillas. Sé lo que es, sé lo que significa, aunque estoy intentando hacerme la loca y no detenerme a darle más vueltas de las necesarias.
Me estoy enamorando de él hasta las trancas y eso me asusta, me aterroriza, me dan ganas de salir corriendo de aquí ahora mismo y huir hasta perderme para siempre, pero ya no puedo hacerlo. Ya no siento que pueda alejarme voluntariamente de él, porque sé que se está adueñando de mi corazón de una forma que ni yo misma entiendo.
Siento como Cameron se despereza entre mis brazos y me besa la cabeza. En cuanto levanto el mentón, me encuentro con sus preciosos ojos marrones medio somnolientos. Tiene las facciones relajadas y una expresión de felicidad absoluta tatuada en el rostro, nada que ver con el Cameron que me encontré anoche en el Night Affair. Verlo tan contento, me pone contenta a mí y hace que de pronto, el día mejore exponencialmente.
—Buenos días, rubia —susurra, a la par que desliza una de sus manos por debajo de mi camiseta, roza mis muslos, acaricia mis caderas y posa sus dedos sobre mi espalda—. ¿No llevas ropa interior?
Sus dedos trazan círculos sobre mi piel.
—No —respondo rápidamente con una sonrisa pícara—. De hecho, no sé dónde están mis bragas. ¿Las has visto? —Levanto el edredón para echar una ojeada por la cama.
Cameron suelta una pequeña carcajada y me abraza con tanta fuerza que hasta logra que me quede sin aliento. Sus labios se aprietan con fuerza contra mi mejilla y acabo quejándome, porque me hace un poco de daño, pero no puedo dejar de sonreír como una tonta.
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Vuelve a mi camino
Romance(LIBRO 3) Han pasado cinco años desde que Tyler, el primer amor de Olivia Dallas, se subió a un coche y despareció literalmente de su vida, esfumándose como si jamás hubiese existido. Todo sucedió de forma tan repentina, que a ella no le dio tiempo...