Cuando entro en la sala que Cody me ha indicado hace unos segundos atrás, me doy cuenta de que estamos en una especie de despacho viejo y mal iluminado. La habitación no tiene ventanas y ninguno de los muebles que hay en ella combina entre sí, pero hay una mesa, un ordenador prehistórico, una estantería medio desvencijada con archivadores etiquetados como datos contables, un calendario colgado en la pared con una chica haciendo topless y un sofá de cuero marrón donde está tumbado Cameron con los pies en alto.
Hay tres personas alrededor del sofá, ahora, con Cody y conmigo, somos cinco.
Una chica de pelo negro y trenzado lo abanica con una revista mientras que el dueño del local, le ofrece un poco de zumo de naranja servido en un vaso de cristal transparente.
—Tómate esto —le ordena, extendiéndole el vaso—. Tiene azúcar y te hará bien.
—No quiero zumo —protesta él como un niño pequeño y gira la cabeza hacia el otro lado.
El hombre deja el vaso sobre una mesita auxiliar bastante anticuada y cruza los brazos sobre su pecho con un gesto expectante.
—¿Se puede saber qué es lo que te ha pasado? —inquiere.
—Nada. —Cameron hace una mueca de pesar—. Solo me he desmayado al abandonar el escenario —añade, sacudiendo la mano como si el hecho de perder el conocimiento fuese algo irrelevante—. Me ha dado un pequeño golpe de calor.
—¿Golpe de calor? —repite el dueño del local en un tono preocupado—. Sí en la sala está funcionando el aire acondicionado a tope. ¿Has comido algo antes de salir a escena? Ya sabes que está prohibido salir con el estómago vacío, precisamente para evitar estas situaciones.
Cameron suspirar con fastidio.
—Sí que he comido. El problema es que esta noche no he dormido casi nada y me encontraba algo cansado, pero ya estoy mucho mejor, lo prometo.
Cody se abre paso a través de la chica de pelo negro y el dueño del Night Affair, y le coloca a Cameron unos paños húmedos sobre la frente. Todo su cuerpo se estremece cuando siente la tela fresca en contacto con su piel empapada por el sudor. Aunque nos quiera hacer creer a todos que se encuentra de maravilla, lo cierto es que no tiene buena cara. Está más rojo que Trump en una clase de aerobic.
Me gustaría acercarme más a él, pero permanezco junto a la puerta por temor a que se ponga peor al verme aquí. Últimamente se ha alterado mucho con mi presencia y no quiero causarle más problemas. Una extraordinaria opresión se instala en mi pecho y una oleada de angustia me estruja el estómago por ello. Ojalá las cosas entre los dos fuesen de otra manera. Es agotador sentir que constantemente estoy caminando por el borde de un precipicio y que, en cualquier momento, un paso en falso me puede llevar a una caída al vacío. Entiendo que Cameron esté molesto conmigo por muchas y diversas razones, pero tampoco es para que me trate como lo ha hecho antes. Realmente ha sido muy desagradable conmigo y quiero achacar ese mal humor que tiene a que está agotado y también febril.
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Vuelve a mi camino
Lãng mạn(LIBRO 3) Han pasado cinco años desde que Tyler, el primer amor de Olivia Dallas, se subió a un coche y despareció literalmente de su vida, esfumándose como si jamás hubiese existido. Todo sucedió de forma tan repentina, que a ella no le dio tiempo...