12. Olivia - La noche no es como empieza, sino como termina II

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en la punta de la nariz

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...en la punta de la nariz.

¡En la punta de la maldita nariz!

¡La ha besado en la...! ¡Ahrg!

El aire escapa bruscamente de mis pulmones y siento que me quito un gran peso de encima. Ni siquiera me había dado cuenta de que tenía los músculos contraídos y expectantes por ese beso.

No reacciono hasta que mi amiga hace lo mismo a mi lado y la oigo exhalar con fuerza mientras se lleva una mano al pecho.

—¡Oh! —suelta en una exclamación junto a mi cuerpo todavía tenso—. Que feo que te manden así de un plumazo a la friendzone. Desde luego... y tú preocupándote —me reprende en un tono jocoso.

Giro la cabeza en su dirección y la miro con las cejas levantadas. Grace me devuelve la mirada y agranda sus ojos almendrados con sorpresa cuando ve mi expresión de incredulidad. Después, se ríe entre dientes negando con la cabeza.

—No le veo la gracia, Grace —le digo por encima de la música y golpeó suavemente su hombro—. Casi me muero al pensar que iba a besarla en la boca.

—Ya, pero no ha sido así. ¿No me dirás que te has puesto celosa por un besito en la punta de la nariz? —Su risita divertida me hace gruñir de fastidio.

No entiendo a qué viene tanto cachondeo cuando siento que casi me da un infarto al verlos acercarse tanto el uno al otro. Una cosa es pensar que Cameron tiene sus aventuras amorosas lejos de mi vista o que está rehaciendo su vida con alguien más que no sea yo, y otra cosa muy distinta es verlo tan cariñoso con una de sus amigas a la que, por cierto, detesto. Definitivamente no creo que esté preparada para presenciar algo así.

—Me da igual dónde le haya dado el beso. Para mí sigue siendo un beso —me quejo en un gesto de disgusto.

Sueno como una celosa enfermiza, pero no me puedo controlar. Realmente siento esa presión malsana en mi interior queriendo ser liberada. Me mata verlo en actitud cariñosa con otra chica. Simplemente me mata.

—¡Oh, sí! Un beso del todo atrevido e inapropiado, vaya —exclama Grace con exageración—. Me pregunto qué habrán pensado los invitados al verlos cometer semejante acto de lujuria en un lugar tan cristiano como este —se burla mirando a nuestro alrededor con fingida preocupación.

Chasqueo la lengua y pongo los ojos en blanco. No estoy ciega, no soy tonta y no me voy a tomar esto como una estúpida broma, porque para mí no lo es.

—Mírala, Grace —me defiendo, y vuelvo a girar mi cara hacia ellos dos. Maya acaricia el brazo de Cameron por encima de la tela blanca de su camisa y lo mira como si pudiese verlo desnudo. Tal y como miraba yo a Harry Style cuando era una adolescente y veía sus videos en YouTube—. Ella está encantada de tener toda su atención.

No la soporto.

—No le hagas caso. —Grace sacude su mano con desdén—. Solo quiere molestarte porque está celosa de que él te prefiera a ti, y no a ella —me asegura mi amiga en un tono despreocupado.

Vuelve a mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora