—Lo suficiente como para saber que te sigo importando, Oli... tanto como tú me importas a mí —me dice Tyler en voz baja y sin apartar sus ojos de mí.
Ojalá no me estuviese mirando dela forma en la que lo hace, porque consigue que me cueste mantener mi fachada inalterable; esta máscara inmutable de serenidad fingida que me empieza a pesar horrores y donde trato de mantener mis emociones a raya para no volverme loca.
Estas últimas semanas han sido una auténtica mierda, pero es que estas últimas horas empiezan a ser insuperables. Si me pregunto a mí misma qué es lo que deseo hacer en este instante, diría que quiero llorar, gritar o no sé... quizás lanzarme directamente por alguna ventana abierta y sentir el vacío bajo mi cuerpo mientras la gravedad ejerce su función. Nadie dijo que la vida era fácil, mucho menos el amor y por descontado el desamor pero, a veces, siento que a uno le ponen pruebas demasiado difíciles de superar. No puedo dejar de revivir una y otra vez mis desgracias, y creo que mis muros de contención se están desintegrando poco a poco, arrastrándome a la demencia.
Algún día acabo en la calle hablando sola y sin saber dónde vivo o cómo me llamo.
Lo veo ahí de pie, sosteniendo en sus manos el diario que un día escribió y con algunas de mis notas caídas sobre el suelo junto a sus pies. Recordar el momento en el que las escribí solo trae amargura a mis recuerdos. No es fácil rememorar todo lo que sentí cuando expresé esas palabras por escrito. Estaba tan dolida, tan necesitada de él, tan desesperada por su amor y hecha un verdadero mar de lágrimas que no podía hacer otra cosa que sobrevivir a los días sin él. Ni siquiera sabe que, hace cinco años atrás, cuando se marchó a Los Ángeles y me abandonó en esta ciudad, por las noches me escabullía a su habitación para tumbarme sobre su cama, porque lo echaba de menos de una forma casi indescriptible. No sabe que dormía abrazada a su almohada, no sabe que dormía con ese diario pegado contra mi pecho noche tras noche, porque sabía que eso sería lo más cerca que iba a poder volver estar de él, lo más próximo que mi corazón llegaría a volver a sentirlo.
¿Qué queda de aquella chica adolescente enamorada de su hermanastro? ¿Qué queda de aquel amor que compartimos un día y que parecía querer eclipsarlo absolutamente todo? ¿Qué quedan de aquellas promesas o de aquel viaje a Paris? ¿Hay algo que se pueda rescatar de todo aquello? ¿Hay algo que haya sobrevivido al incendio de estos últimos cinco años?
No sé qué decir, así que me muevo hasta el centro del salón para dejar las copas de helado sobre la mesita, cierro los ojos y tomo una buena bocanada de aire. Me hace falta.
—Esas notas las escribí hace tiempo —aclaro, y me acerco hasta él para quitarle el diario de las manos, pero Tyler lo aparta lejos de mí y ladea su cabeza con el ceño ligeramente hundido.
No parece conforme con mi respuesta. Seguramente porque mi voz no ha sonado del todo convincente, soy consciente de ello.
—Alguna de estas notas están escritas tan solo hace unos meses atrás —replica.
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Vuelve a mi camino
Romantizm(LIBRO 3) Han pasado cinco años desde que Tyler, el primer amor de Olivia Dallas, se subió a un coche y despareció literalmente de su vida, esfumándose como si jamás hubiese existido. Todo sucedió de forma tan repentina, que a ella no le dio tiempo...