Dios, no puedo creer que esto esté pasando de verdad. No puedo creer lo que veo. A penas logro mantener a raya el temblor de mis manos.
Mi corazón se estruja cada vez más y un dolor sordo estalla dentro de mí, al punto de que todo pierde el sentido. Es como si la brújula interior que todos llevamos dentro y que nos guía en la vida para darle significado a lo que nos rodea, se hubiese vuelto loca y su aguja hubiese empezado a girar de forma absurda, sin marcar una dirección específica. Así me siento. Desorientada, aturdida y perdida. Todo me da vueltas. ¡Todo!
La luz roja que inunda la habitación se me antoja angustiante y el suelo bajo mis pies se mueve, me tabaleo y entonces, caigo en la cuenta de que en realidad son mis propios pies los que se mueven a pasos que tratan de replegarse sobre el mismo camino por donde llegaron.
Por un momento, experimento hasta una sensación extra corporal, donde salgo de mi cuerpo y me visualizo aquí, de pie, como un espantapájaros, observando la escena como una idiota.
Yanira me grita. La veo ponerse en pie, acercarse a mí y gritarme cosas, pero no soy capaz de entender ni una sola palabra que sale de su boca. Es como si me estuviese hablando en árabe o chino, o cualquier otro idioma que yo desconozco por completo... ninguna palabra es procesada por mi cerebro. Gesticula de forma exagerada, moviendo los brazos y las manos frente a mi cara, pero mis ojos siguen fijos en esa mata de pelo rubio que sobresale del sillón del fondo del camerino.
No lo puedo creer. La sola idea de pensar que ha sido capaz de hacer algo así, es insoportable y me lleva a la tortura. Sé que no somos nada y que es libre de hacer lo que quiera en su vida y por supuesto, con su cuerpo, pero una cosa es saber que es posible que haga determinadas cosillas con otras chicas y, otra muy distinta, es estar aquí presenciándolo todo. En vivo y en directo.
Cameron... ¿Por qué? ¿Por qué lo has hecho? ¿Tanto lo necesitabas? ¿Tan imprescindible era esto?
Otro estallido de dolor explota en el centro de mi corazón, pero esta vez escuece una barbaridad y siento que me calcina por dentro. La imagen de Yanira moviendo su mata de pelo negro sobre el regazo de Cameron, mientras se escuchan los gemidos coreando de placer, me martiriza y hace que el corazón me dé un vuelco nervioso.
Le lanzo una súplica a Dios para que no me desmaye en este preciso instante y entonces... siento que todo sucede demasiado rápido; tanto que no soy capaz de comprender nada.
La mata de pelo rubio se mueve, su cabeza se gira y atisbo un brillo furioso en sus ojos, pero entonces...
Entonces...
¡Por Dios!
Me entran náuseas.
Quiero vomitar.
¡No puede ser!
¡El chico no es Cameron!
¡NO - ES - CAMERON!
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Vuelve a mi camino
Romance(LIBRO 3) Han pasado cinco años desde que Tyler, el primer amor de Olivia Dallas, se subió a un coche y despareció literalmente de su vida, esfumándose como si jamás hubiese existido. Todo sucedió de forma tan repentina, que a ella no le dio tiempo...