Habían pasado varios días desde que Stef y Borja trabajaban juntos. Quién los observara podía pensar que llevaban años haciéndolo, pero no era así, tan solo habían trabajado cuatro días. Stef estaba cada vez más intrigada por aquel joven de apariencia seria, sin embargo ella sabía que algo ocultaba, y muy pronto lo averiguaría. Borja también estaba sorprendido por ver aquella joven tan inteligente como bonita, pero lo que más le agradó fue el buen rollo que había entre ellos. Hasta podían pasar muchas horas juntos y él no se aburría o desesperaba.
Llegó el viernes y tenían cuarta parte del programa terminado. Stef para conocerlo más, sugirió:
—Hoy en la noche iremos con unos compañeros a tomar unas copas ¿Te apuntas?
—Lo siento, pero tengo que rechazar tu invitación —contestó Borja
—Vamos hombre, que hemos estado toda la semana metidos en esta oficina intentando terminar el programa.
—De verdad lo siento, es que ya tengo planes —mintió, en realidad no tenía nada que hacer, pero no quería salir con personas que no conocía, además no sabía cómo lo iban a tratar por ser como era.
—Ah, está bien, entonces para la próxima —dijo algo decepcionada por no conseguir su propósito.
—Para la otra te prometo que los acompañaré.
—Está bien, te veo el lunes para seguir con este dolor de cabeza —dijo Stef levantándose, tomó su bolso y se dirigió a la salida, pero antes de irse, se volteó—. Espero que pases un buen fin de semana con tus planes —le dijo a Borja con una sonrisa traviesa, no necesitaba decir más, él le entendió perfectamente.
—Igual Stef, pasa un buen fin de semana.
—Gracias, pero creo que el tuyo va estar mejor que el mío —dió media vuelta, saliendo de la oficina que compartían.
«Si tú supieras que mi fin de semana va a ser de lo más aburrido... Aún que prefiero eso a meterme en un lugar que no conozco y del cuál no podría sacar nada bueno» pensó.
Apagó el ordenador, recogió sus cosas y salió de la oficina.
No tardó en llegar a su querido departamento, que al tan solo entrar su fiel perro llamado "Chama" salió a recibirlo, es un Dóberman de lo más precioso y cariñoso —Asimismo, era el único que en verdad lo quería, cuidaba y no lo lastimaba como el resto de las personas que lo rodeaban—.
Al entrar al recibidor respiró con tranquilidad, ese era su lugar seguro. Todavía recordaba cómo lo había conseguido hace un par de meses, estaba feliz de poder al fin vivir solo. Durante los años que estuvo en la Universidad vivió con su hermana, pero no se sentía cómodo, ese no era lugar para él, así que con mucho esfuerzo y sacrificio logró conseguir este pequeño apartamento, es cierto que no era la gran cosa —dos habitaciones, un baño, sala y cocina— pero prefería eso a seguir viviendo con su hermana.
Dejó sus cosas en el sillón de la sala. Se dirigió a la cocina con hambre, se preparó un emparedado de pechuga de pollo, lechuga, tomate, aderezado con cátsup.
Se sentó en uno de los taburetes de la isla, comenzando a comer. Cuando terminó, le dió de comer a Chama. Decidió comenzar a leer, eso era otra de las cosas que le apasionaban. Así estuvo hasta las tres de la mañana, cuándo el sueño lo venció, se quedó dormido en uno de los sillones.
A todo esto, Stef ya estaba en el bar esperando a sus compañeros y amigos para comenzar una fiesta. Sin embargo, había algo que no dejaba de pensar; Borja. Ese chico tan diferente a los que ella frecuentaba, era tímido, correcto, caballeroso, lindo, y hasta cierto punto, le parecía atractivo. Le estaba interesando mucho, quería saber más de su vida, qué le gustaba y qué no, quería hacer que se sintiera cómodo.
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Borja
Teen FictionBorja Loson, un joven ingeniero en sistemas de veintidós años, es contratado por una de las mejores empresas de tecnología de los Estados Unidos. Además de ser inteligente y buena persona, es muy tímido e inseguro. No confía en nadie. Nunca se ha d...