Capítulo 22

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iete años atrás

Borja se encontraba en su última clase del día. Por más que quisiera retrasar las agujas del reloj no podía, por eso sus nervios aumentaban a cada minuto. Isabel, que se encontraba a su lado, podía notar el pequeño golpeteo de su pie contra el suelo, y eso la puso alerta.

En los últimos meses desde que su amistad se formó, muchas cosas habían cambiado; unas para bien y otras para mal. El bullying hacia Borja había disminuido pero aún existía, incluso Isabel se había metido en muchas peleas por defenderlo. A consecuencia de esas riñas, pasaba mucho tiempo en el despacho del director, lo cual llevó a una advertencia de expulsión. Una advertencia que la tenía frustrada, colérica y harta de las injusticias que la rodeaban.

Con disimulo, Isabel llamó la atención de su amigo, este último la miró, sin dejar de mover su pie.

—¿Todo bien Borja? —preguntó la chica.

—Sí —respondió en un susurro.

—¿Seguro?

—Sí —afirmó nuevamente, regresando la vista al frente.

—Pues no lo parece. No dejas de mover el pie y eso solo lo haces cuando estás nervioso o estresado por algo. Así que, no me mientas.

—No me pasa nada —respondió intentando detener el movimiento de su pie.

—Mentiroso.

—No lo soy.

—Lo eres, al menos en este momento.

—¿Algo que tenga para agregar a la clase, señorita Nelson? —habló el maestro, deteniendo su clase.

—No —respondió Isabel, regresando su vista a la pizarra.

—Entonces preste más atención. Se acercan los exámenes finales, y digamos que usted no es precisamente la mejor en mi clase —Isabel cerró los ojos al escuchar las risas de sus compañeros.

—Usted tiene toda la razón, no soy la mejor en su clase. Pero, ¿Se ha preguntado si el fallo está en usted y en su forma de impartir el curso? —toda clase se sumió en un completo silencio. Borja le pedía con la mirada que se callara, solo se metería en más problemas, pero la chica pasó olímpicamente de él.

—Estoy seguro que mi curso lo imparto de maravilla, en cualquier caso, es usted a la que no le entran los números —respondió el profesor con enojo.

—Pues no es así, porque la mayoría de la clase no entiende ni la mitad de lo que sale de su boca, lo que me lleva a cuestionarme si usted es un buen docente. Sepa que está cometiendo un error, profesor.

—Loson entiende lo que explico y con eso es suficiente para mí —Borja al ser mencionado se tensó de pies a cabeza.

—Me parece mediocre que se conforme con un solo estudiante, en lugar de ver lo que está mal e intentar cambiarlo. Pero qué podía esperar de alguien tan amargado como usted.

—Fuera de mi clase, muchacha insolente.

—Si para usted la verdad es insolencia, entonces estoy encantada de serlo.

—¡Fuera de mi clase! ¡Ahora! —gritó el maestro, perdiendo los papeles. Isabel solo se encogió de hombros, tomando sus cosas.

—Nos vemos afuera —le dijo a Borja cuando pasó por su lado. Este solo asintió resignado.

BorjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora