Después de esa llamada, Borja vió salir a Stef como alma que llevaba el diablo. Intentó hablar con ella pero no le prestó atención.«¿Qué le pasaría?» se preguntó.
Sin perder más tiempo salió de la oficina, quería saber qué le pasaba. Era cierto que no llevaban mucho tiempo conociéndose, pero le estaba comenzando a coger cariño, ella lo trataba con respeto y eso era algo de agradecer en una sociedad llena de gilipollas como la de hoy en día.
Por otra parte, Stef sentía que le faltaba la respiración.
«Esto no podía estar pasando nuevamente, no a ella» se decía constantemente en su mente, asustada.
Necesitaba llegar pronto pero el maldito elevador no colaboraba. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia las escaleras, pero antes de comenzar a bajar escuchó que la llamaban. Era ni más ni menos que su compañero de trabajo, Borja.
—Oye, ¿Te puedo ayudar en algo? —preguntó
—Nadie puede, pero gracias —estaba jodida, muy jodida.
—¿En serio? Me gustaría hacer algo por ti —eso a Stef le pareció muy dulce por su parte, pero solo la estaba retrasando.
—No, muchas gracias de igual manera. Si me permites, debo irme —a Borja no le gustaba el estado en el qué ella se encontraba.
—Por favor Stef, por lo menos permite que te lleve a donde sea que vayas, estás muy nerviosa para conducir —ella sabía que no conseguiría quitárselo de encima si no dejaba que la acompañara.
—Está bien, pero date prisa.
—¿Por aquí? —dijo señalando las escaleras, eran cuarenta pisos, no creía llegar vivo.
—Sí, ¿algún problema? —preguntó ella perdiendo la poca paciencia que le quedaba.
—Sufro de asma, no creo llegar vivo hasta el vestíbulo —Stef se arrepintió por el tono que había utilizado con él.
—Oh, no lo sabia.
—Casi nadie lo sabe, no es algo importante.
—Claro que lo es —replicó Stef—. Debes cuidarte
—Lo hago, pero te repito, no es importante.
—Para mí lo es —en el momento que las palabras salieron de su boca, se arrepintió. ¿Por qué había dicho eso?—. Eh, quiero decir, ya sabes... como mi compañero de trabajo te necesito sano.
—Lo estoy, gracias por preocuparte, aún que sea solo por el trabajo —susurró esto último, pero Stef lo alcanzó a escuchar, enseguida se sintió mal.
«¿Qué le pasaría a ese joven para que no creyera que su salud era importante?» se cuestionó mentalmente.
—Bajemos por el ascensor, te llevo a dónde sea que ibas tan apurada —por un momento se había olvidado de la causa de su nerviosismo.
—Claro, solo espero que no sea tarde, debo llegar lo antes posible.
Regresaron hasta donde estaba el ascensor, el cuál estaba abriendo sus puertas, se subieron. Por suerte solo iban ellos dos. Todo el recorrido lo hicieron en silencio, cada uno en sus propios pensamientos. Él intentando adivinar qué es lo que la alteraba tanto, en el poco tiempo que llevaban juntos no la había visto así. Mientras que ella rezaba a todos los Dioses habidos y por haber para que no fuera demasiado tarde, se arrepentiría toda su vida si no la volvía a ver.
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Borja
JugendliteraturBorja Loson, un joven ingeniero en sistemas de veintidós años, es contratado por una de las mejores empresas de tecnología de los Estados Unidos. Además de ser inteligente y buena persona, es muy tímido e inseguro. No confía en nadie. Nunca se ha d...