Capítulo 15

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Stef se encontraba sentada en una de las bancas del gran Central Park. Antes de recibir el mensaje de Borja no estaba con ánimos de salir del hospital y dejar a Sofia, pero milagrosamente apareció su padre animándole a aceptar la invitación de su amigo. Aún con la seguridad de que Zacarías cuidaría de la pequeña, estaba indecisa de abandonar el centro médico. Pero su hija la convenció de que saliera a tomar aire, y que de paso, se consiguiera un novio. Stef no entendía el porqué de la insistencia de Sofi, una insistencia que había comenzado meses atrás. Ella estaba muy bien sola, aunque por lo visto, para su hija no lo estaba.

No sabía si quedarse o regresar al hospital. La llamada que recibió de Vanesa la desconcertó mucho, ¿Cómo era posible que Borja se enfermara en tan poco tiempo? No comprendía, todo eso le parecía muy extraño. Primero porque su amigo no respondió a sus mensajes, y segundo porque justamente la hermana de este le llamara para avisarle que él no asistiría al paseo, que desde un principio había sido idea suya. 

Aunque no lo admitiría en voz alta, le había hecho ilusión conocer un poco más a Borja, descubrir que era lo que escondía, porque de algo estaba segura, tanto él como ella tenían esqueletos guardados en sus respectivos armarios. Y ella quería descubrir los de su amigo. Muchos podían decir que era una entrometida, pero Stef desde que era una niña siempre fue muy curiosa, sobre todo con las personas, y si alguien le interesaba como Borja, era muy difícil que dejara de buscar respuesta a todas sus preguntas.

Resignada a que el paseo no se llevaría a cabo decidió caminar ella sola. Tal vez eso le ayudaría a despejar la mente, tanto de su hija como de Borja, sonrió al recordar que sin importarle salir herido, él la había defendido del energúmeno de Robert, sin duda alguna ese chico era único. Si tan solo él hubiera llegado años atrás, ella no estaría tan dañada, porque si un hombre como Borja formara parte de su pasado, Stef no tendría que haber vivido lo que le tocó. Al menos eso pensaba ella, era difícil cambiar el pasado y más si este te dejaba heridas tan profundas que el tiempo en lugar de ayudar a su cicatrización, solo las hacía más grandes y más dolorosas. Stef sacudió la cabeza tratando de apartar de su mente esos recuerdos tan oscuros. Decidida a recorrer parte del parque, pasó por varios de los jardines de los cuales se componía Central Park, durante su caminata disfrutó del viento que jugaba con su cabello y del sol que le brindaba un poco de calidez.

Estaba metida en un estado de paz  y relajación del cual no disfrutaba desde hace semanas. Pero no duró mucho pues su móvil comenzó a sonar con una melodía que ella conocía a la perfección y que por lo mismo rechazó al instante, pero como otras tantas veces el teléfono no dejó de sonar, sabía que si ella no contestaba él tarado que estaba al otro lado de la línea se comunicaría con su padre y eso no podía ser. Así que con fastidio aceptó la llamada.

—¿Por qué no me dijiste? —fue lo primero que escuchó.

—Hola a ti también, Eros —solo tuvo un gruñido en respuesta.

—Responde a lo que te pregunté, Alejandra.

—No sé de qué me hablas —respondió ella con inocencia.

—Stef... —dijo él con advertencia.

—¿Qué?

—No juegues conmigo.

—No lo estoy haciendo, querido.

—Déjate de tonterías y dime ¿Por qué demonios soy él último en enterarme que Sofia está internada hace semanas? —Stef cerró los ojos tomando una respiración profunda, necesitaba toda la paciencia posible que no tenía y afrontar la bronca que el hombre al otro lado de la línea le montaría.

—¿Quién te lo dijo?

—¿Acaso eso importa? Lo importante aquí es que mi princesa está internada y tú decidiste no decirme nada.

BorjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora