Capítulo 5: Besos ardientes

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«Si me tocas el pelo o la espalda, me quedo en coma.»

12 de diciembre del 2018; 09:30 a.m.

Valentín

─Esta noche iremos todo el crew a casa de Tadeo. ─anuncia Tobías pasando frente a mi habitación. No despego mi vista del celular. ─ ¿Me seguís, tarado?

─Te escuché, no soy sordo.

─ ¿Tan interesante está la conversación?

─Sí.

─Así que sí estás hablando con alguien. ─dice y salta a mi cama para colocarse a mi lado mientras apoya su brazo sobre ella. ─ ¿Con quién te hablas tanto wachín?

Despejo mi mirada de la pantalla del celular para fijar mi vista en Tobías quien me mira con una ceja arqueada y con una sonrisa burlona en su rostro.

─ ¿Qué queres saber?

─Con quién hablas.

─ ¿Desde cuándo sos tan chusma?

─Y bueno boludo, andas todo el tiempo con el celular encima. ─ríe. ─ ¿Es una mina?

─Sí. ─digo bloqueando mi celular. Tomo las llaves de la mesita, mi billetera y me coloco perfume.

─ ¿Ahora a dónde vas? ─cuestiona.

─Saldré cobss. ─pronuncio el sobrenombre que le había puesto hace un par de años. ─Te invitaría pero necesitas invitación y no voy a pagar una entrada por ti.

─Me dueles Valentín, yo pensé que siempre iba a ser el amor de tu vida y ahora ni bolas me das ya. ─dice colocando una de sus manos sobre su pecho. Río entre dientes.

No me sorprende su comentario. Su manera de bromear conmigo acerca de ser el "amor de su vida" y demás es algo que hace desde siempre en frente de cualquier persona y sin importarle nada. Aunque Cobss sea algo tímido con la gente que no tiene mucha relación, con el crew y sus allegados actúa así de bromista, cariñoso y extrovertido.

A Tobías lo considero más que un amigo, para mí él es como mi hermano. Así como los demás chicos del crew.

El ds3 crew son mis amigos de toda la vida y forman parte de mi familia. Son chicos que me representan con todo lo que hacen, con los que nos ayudamos desde el primer momento y con los que comparto mis éxitos y fracasos. Ellos siempre están ahí para mí y yo para ellos, como debe de ser, como actúa una familia.

─Nos vemos al toque boludo, voy tarde. ─me despido guardando mi celular en mi bolsillo trasero y salgo de mi casa.

Camino por las calles de Buenos Aires deteniéndome antes en un local para comprarme una coca-cola. El calor es insoportable y apenas eran poco menos de las diez de la mañana, por suerte no era mucho lo que debía caminar puesto que la academia donde me había indicado Alessia queda sólo a un par de calles de mi casa.

Capaz y no sea la última vez que vaya a esa academia.

Tardo casi 25 minutos en llegar a la academia pues no iba con tanta prisa como le mencioné a Tobías. Alessia dijo que su acto empezaba después de las 11:00 a.m. y faltaba casi una hora para ello.

Al llegar, muestro el brazalete puesto en mi muñeca derecha a la chica de la recepción a lo que ella solo me asiente aprobando mi entrada para luego indicarme que vaya hacia el auditorio que según está al final del pasillo.

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