Capítulo 14: El tiempo es oro

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«No se muere quien se va, sólo se muere el que se olvida.»

Alessia

08 de febrero del 2019; 12:12 a.m.

─No debí confiar en ella. Fui ingenuo y... ─la nona lo corta, consiguiendo hablar con su voz ya algo rasposa de tanto llorar.

─No te culpes, mi niño. Esa mujer siempre consigue como salirse con la suya.

─Si hubiese estado aquí...

─No podemos ponernos a pensar en los hubieses. ─dice, pausadamente. ─Ve a descansar, has estado todo el día aquí.

César asiente. Mete sus manos dentro de sus bolsillos y me observa.

─Avísame si necesitan algo, no importa la hora.

─Está bien, gracias. ─intento sonreír, pero estoy demasiado cansada.

Mi primo deposita un casto beso en mi mejilla junto con un breve abrazo. Al separarse, se dirige hacia mi abuela a repetir la misma acción.

─Gracias por cuidar de mi Ronald, mi niño. ─dice ella, acariciándole su mejilla.

César une sus labios en una fina línea y sale de la sala. Con él, se marchan mi tía y Javier.

Quedamos completamente solas en la sala de urgencia, sin ningún otro familiar rondando por aquí.

Luego de que echara a Mónica y de que el hombre con el que está ahora la viniese a buscar, me encargué de buscar junto con la enfermera a un doctor que pudiese ver el estado de mi tío.

Lastimosamente los exámenes tendrán que esperarse hasta las 6 de la mañana, pues es a esa hora cuando la sala de tomografías estará disponible.

Me recuerdo a mi misma que debo ser paciente. Esto es un hospital público y no cuenta con lo mejor al momento, pero demonios, ojalá pudiese agilizarse algo más rápido.

Extrañamente hace frío. Los aires condicionados parecen haberse arreglado desde la última vez que estuvimos aquí, ocasionándonos escalofríos.

Acaricio los brazos de la abuela y ella me mira agradecida. Apoya su cabeza sobre mi hombro y susurra:

─Fuiste muy valiente hace un rato, Alessia. Muy fuerte y firme en cómo actuar. Gracias.

─Perdón por no actuar así antes, nona. Me hubiese gustado tener ese valor mucho antes así tal vez...

No termino la oración. No me salen las palabras.

¿Qué hubiese hecho si me hubiese enterado antes?

¿Por qué esperé a que mi mamá actuase para intervenir?

La abuela me mira expectante, hasta que suelta un suspiro.

─Yo me callé por mucho tiempo. ─alza su barbilla. ─Me callé por miedo. Pensé que era una buena mujer, no sabía que engañaba a mi hijo. Temía que ellos pudiesen divorciarse si yo hablaba... Él se veía tan feliz a su lado y yo... pensé más en él que en mi propia seguridad. ─suelta un suspiro. ─Él me hablaba de la idea de tener hijos con ella y yo... no me atreví a decirle que su mujer me tiraba la comida que le preparaba porque decía que no estaba buena, o cuando me decía que era una vieja inútil que solo traía problemas para la vida de su hijo o cuando me maldecía por no prepararle un café a su socio. ─ríe, con ironía. ─Quién diría que su socio, se convertiría en su amante. Ahora entiendo la insistencia en que lo atendiese bien.

Acaricio su corto cabello.

─ ¿Te trató así cuando no estábamos? ─cuestiono. Ella asiente.

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⏰ Última actualización: May 23, 2020 ⏰

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