Epílogo

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Siete años después...

El atardecer caía en la ciudad, los alfas estaba cansados, sedientos, heridos. No había oportunidad alguna para que pudiesen ganar, las sombras eran más, junto a las quimeras eran invencibles, no podían más, si se levantaban caían enseguida, algunos golpeaban el suelo con rabia e impotencia, impotencia de no poder defender a sus omegas, a sus familias.

De pronto los alfas vieron caminar a personas hasta estar delante de ellos, eran los omegas, los alfas los defendieron con todo lo que tenían, ahora era su turno de hacerlo, defenderían a sus alfas con lo poco que tenían.

Cuando todos los omegas estuvieron adelante se empezaron a tomar las manos, tal vez no iba a servir de nada, pero permitirían que maten a sus compañeros, varias sombras avanzaron velozmente hacia los omegas, cuando estuvieron a punto de tocarlos un resplandor blanquecino los empujo hacia atrás, ni siquiera podían tocarlos. Los alfas miraban con atención lo que estaba pasando, el acto más noble que existe los estaba salvando, el amor de sus compañeros los protegía.

Los alfas estaban sanando lo más rápido que su sistema podía mientras que los omegas evitaban que sus enemigos avancen, pero algunos ya no podían aguantar más, su fuerza y energía también estaban en ese pequeño escudo que no dejaba pasar a nadie, quedaban pocos omegas de pie, cuando todos cayeron, los alfas estaban preparados nuevamente para la lucha, ayudaron a los omegas a ponerse de pie y los alejaron para que pudieran descansar, cuando estaban a punto de atacar varios elfos, ninfas y brujos aparecieron junto a los alfas para ayudarlos.

-El resto de la historia ustedes ya lo saben niños, así que díganme ¿Los omegas les parecen inútiles?

- No –respondieron al mismo tiempo ambos niños.

Miguel y Greta, ambos tenían siete años y ambos eran alfas. Miguel era la copia exacta de Derek, pero toda su personalidad era igual que la de Stiles, pero cuando se enfadaba explotaba igual que Derek, por otro lado, Greta tenía la apariencia de ambos, cabello oscuro, piel blanca y ojos color wisky, su personalidad era un poco de ambos, seria y carismática a la vez.

Ambos niños estaban sentados frente a sus padres y a Stephen, un amigo hechicero de sus padres, estaban siendo regañados por haber molestado y también insultado a un niño omega en la escuela. Por eso sus padres llamaron a su amigo para que les contara la historia de cómo los omegas ayudaron a salvar al pueblo muchas décadas antes.

Trece años después...

Sus vidas eran perfectas, no podían pedir más, Tommy su ultimo hijo cumplió 9 años la semana pasada, era igual a Stiles en su aspecto físico, pero su carácter era como su padre Derek y a su corta edad se expresaba de una manera adulta en algunas ocasiones, pero también podía llegar a ser muy sentimental.

Stiles salto del susto cuando escucho un fuerte portazo, era Miguel y estaba furioso.

-¡Mierda!... ¡Maldito omega de mierda!

-Miguel –dijo con un tono enojado. –Abre esa puerta, ve tras Cristian y pídele disculpas, y cuando regreses cierra la puerta como es debido.

Me miro por unos segundos, se dio la vuelta y fue tras su omega.

-¡Cristian!... espera- logro alcanzar al joven y se paró frente a él. –Diablos, no puedo hablar en voz alta porque ya te pones a llorar.

-Lo siento, di-discúlpame.

-No te disculpes, yo... yo lo siento, es que... diablos a veces eres tan ingenuo que no te das cuenta de lo que pasa.

-El solo me invito a tomar un helado, no veo el problema –respondió el joven limpiándose las lágrimas con el antebrazo.

La única razón (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora