Estoy embarazada.

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Renuncia de derechos, los personajes que aparezcan aquí les pertenecen a sus respectivos dueños y autores.

Ya habían pasado tres horas desde que Goku y Bulma recibieron en el hospital la noticia que cambió sus vidas. Ambos pararon a comer en una pastelería porque el estómago del pelinegro no hacía más que rugir de hambre, asustando a la ojiazul en más de una ocasión.

Entonces llegaron a aquella pastelería, la dueña sabía quién era Bulma puesto que la compañía de su padre era bastante reconocida a nivel mundial, y por otro lado a la peliazul le gustaba comprar sus dulces en aquel local.

Bulma, ahora más alegre que antes, pidió una tarta de fresa, mientras que su amigo azabache pidió todas las variedades de pastel que se encontraban en la tienda, dejando a la dueña con una gota de sudor en la cabeza.

Se sentaron en una mesa disfrutando de lo que habían pedido, la peliazul miraba a su amigo con un sentimiento de alegría y nostalgia. Alegría por saber que Goku no había cambiado casi nada puesto que seguía comiendo como un loco y nostalgia por recordar los viejos momentos que ambos vivieron años atrás.

¿Quién diría que ambos, por un error del destino, acabarían siendo padres? Seguramente nadie, ni siquiera sus amigos. Bulma estuvo pensando en cómo reaccionarían ellos al enterarse de la noticia y sobretodo, cómo reaccionarían sus padres ante aquella situación.

Estuvieron conversando a lo largo de aquella comida, charlaban de cualquier tema, reían recordando algunas anécdotas del pasado, por un momento se olvidaron de la situación en que se encontraban y decidieron seguir riéndose como en los viejos tiempos.

Bulma disfrutaba bastante la compañía de su mejor amigo, claro, "su mejor amigo". los sentimientos que ella sentía hacía él no iban más allá de una mera amistad, a pesar de que criarían juntos al bebé sólo seguirían siendo amigos, sin una relación amorosa o algo similar.

Y por otro lado ella sabía que Goku no entendía mucho de eso, así que no se complicaría en enseñarle cuestiones relacionadas con el amor, tan sólo aprenderían a ser padres sobre la marcha y cultivarían su amistad.

Después de aquella agradable comida, Bulma pagó la cuenta, claro, Goku no trabajaba y por ende no tenía dinero, pero ella le dijo con una sonrisa que no había problema y que más tarde se encargaría de buscar trabajo, a lo que Goku tragó saliva.

Antes de irse Bulma pasó a despedirse de la dueña del local y dentro vieron con una gota de sudor cómo lloraba cómicamente el cocinero en una esquina, pues aquel día había trabajado más que nunca y estaba cansado.

Ahora estaban caminando por un parque, el sol, la estrella del sistema solar, estaba en su cenit indicando que era mediodía más o menos, los dos estaban hablando acerca de temas triviales o cualquier cosa que les pudiera servir para entablar una conversación duradera, como siempre.

-Entonces, ¿tendré que trabajar? -cuestionó Goku mientras se rascaba la nuca, esperando nuevamente una respuesta por parte de la peliazul.

-Por vigésima vez Goku -pronunció Bulma con una pequeña vena en la frente.- es lo mejor para ambos como hablamos, además, ¿qué ejemplo le darías a tu futuro hijo si no trabajases? -preguntó deteniéndose en seco posicionando sus manos en la cintura.

Goku, no sabiendo qué responder ante aquella pregunta, bajó la cabeza y comenzó a jugar con sus dedos mientras la peliazul le miraba esperando una respuesta.

-Pero Bulma, yo debo entrenar para proteger la tierra y protegerles a ustedes -añadió el pelinegro con el entrecejo fruncido.-además, si ya tienes mucho dinero ¿para qué quieres que trabaje? -preguntó rascándose la nuca.

Padre por sorpresa ☑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora