Salir a la luz.

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Renuncia de derechos, los personajes que aparezcan aquí les pertenecen a sus respectivos dueños y autores.

El trío de amigas llegó al hospital de la Isla Papaya en cuestión de minutos, el pequeño avión de Bulma voló a una velocidad supersónica para llegar cuanto antes a su destino.

-Ugh… ha sido el viaje más rápido que he hecho en mi vida -Ayame comentó aquello mientras se sobaba la cabeza con una pequeña mueca en su rostro.

-¡Ja, novata! -Bulma y su hermana mayor comentaron al unísono, pues ambas estaban acostumbradas a viajes así.

Ayame hizo un lindo puchero en su rostro mientras murmuraba: “claro, el rico siempre humillando al pobre”, las dos hermanas no pudieron evitar reírse ante aquel comentario lleno de sarcasmo.

Entraron a la vez en la sala principal de aquel hospital, iban a preguntar en la recepción del lugar la habitación en la que se encontraba Goku recuperándose de las heridas que surgieron en su sangriento combate contra el hijo de Piccolo.

Bulma se adelantó a las otras dos y llegó al despacho principal de la recepción, donde estaba un chico joven sentado mientras revisaba unos datos en el ordenador que tenía en frente.

-Buenas tardes, mi nombre es Bulma Briefs y me gustaría saber en qué habitación se encuentra el chico de nombre Son Goku si no es ninguna molestia -se explicó Bulma con una sonrisa.

“...........”

El chico pelirrojo se quedó en silencio mientras seguía revisando aquel ordenador, Bulma carraspeó forzando una sonrisa mientras que Tights le indicaba con un gesto que insistiese de nuevo.

-*Tos* como decía, me gustaría saber en qué habitación está en estos momentos un chico llamado Son Goku -habló Bulma sonriendo forzadamente.

-Lo siento señora, pero el horario de visitas ya ha terminado -sentenció el chico sin mirar directamente a Bulma, sin saberlo firmó su sentencia de muerte.

Tights y Ayame se miraron la una a la otra presintiendo lo que iba a pasar. La vena que comenzaba a formarse en la sien de Bulma ya era el primer indicio del tropiezo cometido por el chico.

-¡¿A QUIÉN LE LLAMAS SEÑORA?! ¡YA DIME DE UNA VEZ EN QUÉ CUARTO ESTÁ GOKU! -gritó Bulma estallando de una vez y el chico se cayó de su asiento, sumamente asustado desde luego.

Su primer error fue no prestarle atención y el segundo y más grande de todos fue llamarle señora en sus narices. Ofender a una mujer embarazada no era algo que muchos tenían la osadía de hacer.

Goku lo sabía muy bien, a lo largo de estos nueve meses que pasó junto a Bulma había visto varias veces las consecuencias que traían consigo el enojar a Bulma: varios chichones y moretones.

El pelinegro lo malo que era enfadarla pero aun así seguía sin aprender la lección, siempre acababa haciéndole gritar, aunque era una buena dinámica la que mantenían ambos como pareja.

-E-esta b-bi-bien -el pelirrojo tartamudeó mientras gateaba hacia el ordenador y empezaba a teclear para satisfacer a aquella chica iracunda.

-Realmente nunca va a cambiar -Tights y Ayame coincidieron con una sonrisa mientras se cruzaba de brazos, era bueno ver que Bulma seguía siendo Bulma, estando o no embarazada.

-E-está en la habitación doscientos tres, s-solo tiene que de-detenerse en la t-tercera planta y c-caminar hasta la quinta pu-puerta a la i-izquierda -el pelirrojo indicó mientras Bulma tomaba nota.

-¡Muchas gracias! -Bulma sonrió mientras se daba la vuelta, por lo que el chico soltó un suspiro de alivio.

-Pobre chico, casi se muere de miedo -Tights comentó aquello con un tono de pena pero aquellas palabras contenían un trasfondo bastante burlesco.

Padre por sorpresa ☑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora