Lejos de casa.

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1. Lejos de casa.

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El viento le acarició de forma brusca revolviendo su cabello y colandose entre su ropa, erizado su piel por el tacto helado que este adquiría al acercarse el anochecer.

Su casa ya no le gustaba. El cristal solía ser frío y transparente por las noches... aquellas en las que miraba el pasto de forma distraida, con la mente fija en aquel lugar donde antes había una casa.

Algunas veces la noche le visitaba atravesando las paredes. Intentaba alimentar a su mente con recuerdos dolorosos que le hacían romper en llanto. No le gustaba la oscuridad, no le gustaba sentirla acariciandole con sus manos delgadas y muertas, susurrandole al oído lo solo que estaba. Pidiéndole sangre a cambio de paz.

No le gustaban esos sentimientos.

Y es por ello que ahora estaba tan lejos de casa, buscando hacer un algo a lo cual llamar hogar.

Miro como el sol se moría, solo por poder acariciar al mar. Tenía aún un poco de tiempo para terminar lo que sería el suelo de su nueva casa.

Sonidos como susurros llegaron a sus oídos, el viento le platicaba sobre como vendrían cientos de moustros a intentar matarle, en aquella explanada que se esforzó tanto por hacer.

Una estruendosa explosión entre los árboles le saco de sus pensamientos. En menos tiempo del que tardaron en correr los animales el ya tenía su arco en mano, y una flecha lista para ser lanzada.

Aún tenía que terminar el piso, pero la curiosidad al ver la entrada a una cueva de apariencia poco natural en aquel boquete fue mayor.

Se adentro con pasos firmes, pero cuidadosos a la oscuridad del subsuelo.

❤❖❖❖

La angustia le lleno al ver cientos de bolas de fuego directo hacia el. Corrió como alma que se lleva el diablo para alejarse de la lava.

Empezó a picar hacia arriba con rapidez, pues sabía que los moustros le encontrarían pronto. Maldijo su vida al escuchar un creeper detrás. Solo milésimas de segundo, pero fueron suficientes para ponerse el escudo.

Pensó que la vida no era perra, mejor dicho, el era la perra de la vida. Afuera casi era de noche, y prefería mil veces pelear en la mina que a campo abierto.

Regreso maldiciendo a los dioses que no le ayudaban ni un poco. Pero sus quejas quedaron a medias. Como castigo divino, un mounstro de magma detrás suyo le tiro de un garraso. Su espada cayó lejos por lo cual solo atinó a ponerse otra vez el escudo.

Pasaron siete segundos en los que terminó de suplicar a los dioses piedad y salvación, pero al no verse atacado descubrió su cara. El moustro no estaba, pero había una conocida cabellera naranja a unos metros de el.

Será que se convirtió en príncipe... pensó divertido, porque ni cerca de la muerte perdía su humor.

- ¿Auron? - Pregunto el otro con sorpresa bajando su arco.

- ¡Lolito! -

🧡❖❖❖

Había disparado su arco para abrirse camino, encontrándose con una imagen poco esperada entre la poca luz que brindaba su antorcha en aquella cueva. La cara de Auron llena de tierra que se asomaba sobre el escudo con sorpresa.

- ¿Auron? - Pregunto confundido de ver al castaño en aque lugar.

- ¡Lolito!, ¿que haces aquí? - Cuestionó confuso mientras se levantaba.

- ¡Pues eso debería preguntarte yo! -

- Veras, yo estaba minando como un cerdo, pero en cierto punto me atacaron muchos moustros de magma, casi muero, pero no, estoy mamadisimo, en fin, me perdí y decidi subir, pero como ví que no llegaría a casa antes de que se hiciera de noche pues no salí - Comentó tranquilo sacudiendo su ropa. - ¿y tu... supongo que nada ilegal, o si? -

- La verdad no, solo he estado construyendo mi nueva casa -

- ¿Tu nueva casa?, ¿tan lejos del pueblo he llegado? - Pregunto divertido y un poco incrédulo.

- Eso parece - Respondió con tono risueño, contento de tener al castaño de nuevo haciéndole compañia. Podía decir que se habían vuelto más cercanos, justo desde que este le había traído a la sirena como un perfecto narcotraficante através de túneles.

Traficamos una sirena...

Ilegalisimo...

Se rio de sus propios pensamientos a la vez que invitaba al otro a subir y pasar la noche en su casa.


-
Cortito, que pereza hacerlos largos jaja, lo intento, pero bueno.

No puedo dejar de shippear al pobre de Auron con medio karmaland. Bye.

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