Con mechero en manos.

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12. Con mechero en manos.

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Nunca había disfrutado tanto el dejar a su mente absorta por algo. Y es que jamás imagino que algo tan simple fuera tan bonito. ¿Como fue que siempre subestimó los ojos café de su compañero?, estando a escasos sentimetros podía apreciar mejor cada matiz y línea que componían a esos orbes chocolate, sintiéndose maravillado al percatarse de la fina aurora escarlata que contorneaba el filo de las pupilas y el iris. Su corazón que galopaba espectante se detuvo un segundo ante el susto que le provocó un fuerte carraspeo a su espalda. Dio un pequeño respingo y se apartó de el rostro contrario al cual ahora invadía un creciente tono carmín.

- Oye Auron, ¿no sería mejor si tu tomas la mitad de la poción y yo la otra mitad? - Comentó acomodando su flequillo y extendiendo el frasco con la otra mano. El castaño le miro dudoso, nada convencido pero término cediendo con un suspiro, sujetando el frasco entre sus labios para beber de aquel líquido mágico. Al instante sonrieron, uno por sentir como recuperaba sus fuerzas, el otro por ser testigo de la felicidad del contrario.

- Esta cosa es la divina papaya - Expresó el castaño levantándose, radiante de nueva vitalidad. - Pero no negare que aún me duele el cuerpo - Término con una risa cansada.

Ante la atenta mirada de el otro bebió lo que quedaba del frasco, sintiendo como su brazo se adormecida y las heridas comenzaban a cerrar, aunque sólo las más profundas. Estaba tan impresionado por ser la primera vez que experimentaba algo como eso, que no se dio cuenta de como Brett llegó por detrás, causándole un susto de muerte. Menos mal no tenía armas consigo.

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En su interior se libraba una guerra de ideas y sentimientos, aun no digeria bien la presencia de Lolito a su lado. La ira ganaba terreno con cada golpe, sobre todo al ver a los dos frente a el tan unidos. La sensación de ser desplazado se instaló en su pecho con dolor, pronto aquel lugar al que creyó pertenecer se le vio arrebatado por el chico de cabello rojo. Una vez más.

Tal vez no hubiera nada peor que sentirse reemplazable, como si no valieras nada. No estaba seguro, pero aquello estaba siendo más que suficiente para sentir como se destrozaba por dentro. Tal vez era verdad, el no valía la pena...

" Vales más de lo que cres, y jamás debes dudarlo "

Esas palabras lo abofetearon con fuerza, haciendo a sus lágrimas detenerse en seco antes de poder salir. Miro una vez más a sus compañeros, en específico a el castaño, quien le sonreía a Lolito, dándole toda su atención, aquella que antes era dirigida a el. Por un momento Auron le recordó a Mangel, y se sintió como un extraño déjà vu. Una vez más llegaba Lolito para estropear todo lo bueno que le sucedía. No feliz con robarle a Mangel, ahora planeaba robarle la atención de Auron.

Su cerebro maquinaba con rapidez y de mala manera, no podía ver las cosas claras una vez cegado por la ira y el orgullo. Estaba condenando a su juicio para actuar de manera imprudente. Y justo cuando sus ideas caminaban por el borde de un abismo sangriento, una voz le hizo sobresaltar.

- Aquí está el oro - Habló el extraño chico vestido de bibliotecario, asustando a Lolito en el proceso. - Y una poción de curación extra que encontré - Agregó con indiferencia.

- Tanto drama para nada - Atinó a comentar guardando los lingotes en la mochila. Viendo con un poco de diversión como el par se sonrojaba más que el mismo atardecer. - Bien, tengo que partir, gracias por todo Auron... Lolito - Dijo forzando una sonrisa y tratando de irse lo más rápido posible, no le gustaban nada los sentimientos que le provocaba tener al pelirrojo cerca frente.

Sin más se dirigió al pueblo otra vez, esperaba que el sombrero siguiera ahí. Tenía muchas ganas de ver a Mangel...

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Una vez Rubius desapareció de su visita optó por entrar a su bunquer, pero antes tendría que recuperar su espada, o lo que quedaba de ella. Se acercó a el boquete para recoger el arma, suspirando frustrado al ver que esta tenía una gran fractura en el centro, un golpe más y estaría en pedazos. Sus ojos vagaron por el césped bajo sus pies mientras pensaba soluciones, le molestaba el hecho de perder los hechizos que tenía la espada, pero no había nada que hacer.

Derrepente un destello rojo robo su atención, era el tallo de una flor, con los pétalos quemados. Una vez más sintió un tirón en la garganta. Sujeto el objeto entre sus dedos, mirando los restos de lápida esparcidos por el jardín. Sus latídos eran como puñetazos iracundos a su pecho, la insana rabia de su corazón quería consumirle la cabeza también. No fue conciente de la presencia de Lolito hasta que este tocó su hombro asustandolo, le miraba con un gesto bastante preocupado.

- ¿Eso es una amapola? - Pregunto el pelirrojo curioso mirando a su mano. No pudo evitar contarle la exótica procedencia de aquel tallo, explicándole que era una de dos flores mágicas que nunca se marchitaban, las cuales su golem, o bien su "segundo hijo" como el lo recordaba, le dejó el día que este falleció. Fue un suceso fuerte para el, aun lo era si quería ser sincero. Nunca es fácil superar el ver partir a alguien querido, más la espina que le molestaba de manera tan dolorosa era el sentirse culpable de ello. Y bien, ¿como no hacerlo si fue el quien sujeto la espada para sacrificarlo?. Lo único que quería era evitar que siguiera sufriendo a causa de su criticó estado de salud. No toleraba ver el dolor en los ojos de su compañero, casi su hijo, y no poder hacer nada.

De un momento a otro, para su sorpresa sintió el calor de unos fuertes brazos rodear su cuerpo, contrastando con los fríos y oscuros sentimientos que le invadían. El choque de energías le abrumo, obligándole a soltar unas cuántas lágrimas, sintiendo como poco a poco su mente cedía ante el confort que le brindaba el cuerpo ajeno. Enterró un poco su rostro entre el cuello del otro, descubriendose fascinado por el dulce aroma que desprendía las hebras rojizas que conformaban la sedosa cabellera de Lolito. Por un momento su humor asomo la cabeza, comparando a Lolito con una chica caprichosa. Aveces podía ser muy molesto, tanto que no dudó en conseguir unos tapones para los oídos...

Se obligó a separarse cuando comenzó a sentirse nervioso, el otro solo le sonrió en señal de apoyo y comprensión. Tras esto miro el objeto en su mano. Se trago los recuerdos amargos y borro sus pensamientos venenosos, centrando su mente en dejar la flor en el boquete, ya lo rellenaria mañana.

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Cuando noto el semblante de tristeza en las facciones del castaño no pudo evitar preocuparse, se acercó sin saber bien que hacer, con la boca seca y mil palabras atoradas en la garganta atinó solo a darle un abrazo, rogando a los dioses que ayudase en algo. Su cuerpo se estremeció al sentir como se humedesia su camisa, y por el temblor del cuerpo contrario pudo saber que el castaño luchaba por contener el llanto. Cuando todo se calmo y ambos se separaron. Le vio dejar la flor en la tierra, y algo muy en su interior le exigía el hacer un algo. No importaba que, necesitaba hacer que Auron volviera a sonreír. Otra parte le exigía buscar al culpable y derretirlo en lava, más sabía que debía ignorar a esos malos pensamientos. No quería volver a ver la tristeza envolviendo a ese par de ojos marrón.

- Gracias Lolo, lo necesitaba. ¿Quieres pasar?, es tarde para ir a tu casa - Comentó el castaño mirando como el cielo comenzaba a dar señales de un próximo atardecer.

- Me encantaría -

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Miraba distraído la espesura de la maleza, esperando a que emergiera su cachorro, el cual en nada había crecido bastante. Pareciera que se comió una vaca, era un pensamiento que tenía de forma constante. Al pasar de los minutos comenzo a preocuparse, no podía tardar tanto en buscar una pelota... ¿O si?. Tal vez la lanzo demasiado lejos penso no muy convencido, caminando vacilante entre los grandes árboles del bosque. ¿Puede que hubiera sido buena idea traer una espada?, reflexióno cuando escucho un fuerte rugido, estaba a nada de correr de regreso, pero el chillido de su cachorro le detuvo. Tenía que ir a por el.

- ¡Pipi Estrada! -

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Gracias a todas las personitas que votan y comentan, me alegran los dias! Tankio verry moch <3

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