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Sentimientos que desbordan.

16. Sentimientos que desbordan.

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Sus grandes ojos estaban fijados con súper glu al plato de galletas sobre la mesa. Su rostro tenía la peculiaridad de ser particularmente expresivo, por lo cual su gesto consternado no pasaba desapercibido ni por Luisito. Gustavo por su parte parecía más contento, mirando con enorme curiosidad junto a su "padre" aquel intento de repostería fallido. Tal vez, demasiado interés para ser bueno...

Ahora recordaba el porque no acostumbraba tocar la cocina, que suerte la suya al haber reforzado toda la madera de su casa, por lo menos un gran disgusto le ahorro su yo del pasado. Buscó a Brett con la mirada, este aún limpiaba el estropicio de los hornos, más por su gesto no podía deducir si se encontraba molesto o divertido, tal vez ambos. Lo que fuese, ¡no era su culpa!, era de Brett, porque todos en Karmaland le tachaban a el de distraído, y al parecer, su compañero era el único que no se enteraba.

- Recuerdame no dejarte cocinar nunca otra vez - Comentó el otro acercándose con una mueca entre burlona y cansada.

- Tal vez no sea el mejor repostero, ¿¡pero tu has probado mis chuletas!? - Exclamó ofendido lanzando una galleta al contrario.

- Mira el lado bueno, almenos sabes fabricar carbón - Se burló el castaño atrapando la "galleta" con una mano para inspecciónarla. Efectivamente era más una pieza para craftear antorchas que algo comestible.

- Hijo de puta - Contestó sin poder evitar reír, tenía que admitir una cosa, y era que se le daba fatal cualquier procedimiento de cocina que implicara más que voltear un trozo de carne. En su distracción Gustavo cogió una galleta de tono pizarra, algo poco saludable a simple vista, comiendola de un bocado.

- ¡GusTAvO! -

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- Se que tu y yo no nos llevamos muy bien, pero no quiero seguir peleando contigo - Hablo con un tono en el que parecía intentar razonar con el otro, más el lobo frente suyo solo le miro ladeando la cabeza sin llegar a entender demasiado. Suspiro mientras comenzaba a rebuscar en su mochila, celebrando en su interior la suerte de tener algunos huesos en el inventario. Con delicadeza le ofreció el objeto al perro, quitando su mano con rapidez cuando este lanzo la mordida para cogerlos. Maldijo por lo bajo al pequeño engendro, puesto que había sentido el filo de los colmillos rozar su piel. Menuda mascota tenía Mangel, preferia mil veces a su fiel compañero Ricardo.

- Pipi Estrada - Escucho a el castaño cantar desde lejos aquel llamado que le causaba gracia, por su parte el lobo le gruño una última vez antes de correr a los brazos de su dueño. Esperaba con toda su oscura y sucia alma que aquel pulgoso se perdiera en el camino.

- Voy a bajar a la mina - Le comentó el otro preparando sus cosas. La simple idea de tener que despedirse en ese instante le hizo decaer en ánimos. Miro su reloj y se dio cuenta de como el tiempo se había  desvanecido en un suspiro, más el deseo de permanecer al lado del castaño le obligó a preguntar.

- ¿Te acompaño? - Se mordió el labio con nervios cuando dejó salir aquello, no deseaba atosigar demasiado al contrario, pero tampoco quería volver a distanciarse.

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Comenzaba a desesperarse con el pasar de los minutos y las constantes cepilladas que estos implicaban. No podía evitar poner muecas por cada tirón que daba a su cabello, así como tampoco podía evitar querer cortarlo de un tajo tras estar tanto tiempo sin lograr desenredarlo.

Aveces se cuestionaba que tan poco conveniente era tener el cabello largo, sobretodo teniendo que vivir al límite de la muerte cada día. Pero las veces que tenía un par de tijeras en la mano listas para terminar con todo, solo... no podía hacerlo, le faltaba el aire y se aceleraba su corazón, en cuanto el filo estaba cerca, la figura de su madre le golpeaba en la memoria, con un estruendo tan fuerte como romper un cristal con una piedra. A ella le encantaba mi cabello. Y fue ese mismo estruendo de algo quebrando lo que le hizo espabilar. Al mirar el cepillo un gran nudo de hebras rojizas se mostró, con eso fue suficiente para decidir dejarlo en paz por un rato.