Senderos

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3. Senderos.

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Un nuevo día siempre significaba una nueva aventura en aquel pequeño pueblo. Auron sabía aprovechar sus días en darse gustos. Hoy no sería una excepción.

- Tranquila bonita, ya casi término - Comentó a la inocente sirena que ahora adornaba su sala, formando parte de la gran colección de mascotas que poseía, o bien como a el le gustaba decirles, "compañeros de piso".

De entre todas las ilegalidades que cometió esta le enorgullecía en sobremanera. Y bien, como no si le costó la vida traerle hasta su casa.

- ¡Listo!, mola un huevo, ¿tu que dices Brett? - Pregunto feliz con las manos en la cadera admirando su obra.

- ¿Podrías arreglar las corrientes?, ¡parece que este en una licuadora! - Comentó el castaño mientras comía un sándwich. Auron le miro con una ceja inquisitiva.

- Lo haré, nunca me dijiste que sabias cocinar -

- Hacer un emparedado no es cocinar, además nunca preguntaste - Contestó mientras alzaba su sándwich lejos del pico de Frederic, quien estaba aferrado a la idea de probar la lechuga.

- Como sea, no comas en mi cama que dejas migajas - Dijo tomando su espada, se le estaba acabando la carne y ahora quería un sándwich.

Un repentino timbre sonó en el bolsillo de Auron, era un mensaje de Mangel.

- Tengo que trabajar, no me veras en un rato - Aviso apagando el móvil y avanzando a la puerta para desactivar las torretas.

- Iré a mi cuarto, haré un poco de ejercicio - Comentó subiendo las escaleras, dejándole un par de semillas a Frederic para que se entretubiera.

Mientras tanto la sirena cantaba con alegría sin parar de dar vueltas en el agua, parecía feliz, pero por dentro solo esperaba a que algún iluso le liberase para así desatar toda su ira.

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Necesitaba hablar con alguien. Sentía que su mundo estaba dando un giro brusco. Todo parecía llegar de tal forma que solo buscase romperle.

Sentia que no valía nada.

Se sentía usado.

Trato de explicarle a su psicólogo aquel extraño sentimiento que no invadía, más bien, vaciaba su alma.

Vacío... Si, era una buena palabra.

Desde que deje a Lolito me he sentido tan solo.

" ¿No era usted quien estaba cansado? "

Si, no lo niego, pero uno se acostumbra a la compañia.

" Usted podría tener cualquier compañia, ¿porque el? "

No lo se...

"¿Seguro? "

No lo se.

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Con un cubo regaba agua a las flores, el dulce y suave aroma de estas inundando sus pulmones.

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