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Prioridades.

4. Prioridades.

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Y ahí estaban ambos en su bunquer admirando el gran acuario, mientras la sirena que ahí habitaba, aunque mosqueada, cantaba como si no hubiera mañana. Bien, no era como que pudiese hacer algo mejor estando ahí atrapada.

- ¿Que opinas, maravilloso no? - Cuestionó con el mentón en alto, clara muestra de su orgullo.

- Debe estar cabreadisima la tía, ¿porque coño da tantas vueltas, será que es muy pequeño el lugar? - Comentó el pelirrojo de buen humor mientras acariciaba a su pequeño Rodolfo. Este último parecía querer a Lolito por razones que aún no comprendía.

- Ya lo arreglare después, tengo trabajo que hacer. Quiero comenzar con el sistema de búsqueda para los cofres - Comentó mientras guardaba el pan que acababa de hacer.

Se sentó en la cama frente al acuario, debería colocar unos sillones penso mirando el amplio espacio de aquella sala. Tenía que hacer tantas reformas en su casa. También ayudar a Luzu con su campaña... Estaba agobiado.

Dio un fuerte suspiro intentando relajarse, pon prioridades se recordó a si mismo. Miro al pelirrojo frente a el quien ahora daba peces a Luisito con la aparente intención de enseñarle trucos. Lo único que llegó a su mente al ver aquello fue el hambre y la imagen de un sándwich...

- Querías mostrarme tu casa ¿no Lolito? - Comentó con una sonrisa. Y a la mierda el trabajo, ya lo haría mañana. Hoy sería su día libre.

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Mientras Auron arreglaba sus cofres el jugaba con Luisito. Le causaba gracia ver al pingüino dar brinquitos para alcanzar el salmón. Con una sonrisa le término por lanzar el pescado, solo para ver como Rodolfo llegaba y lo atrapaba antes que el otro.

Luisito ofendido comenzo a graznar con fuerza, como si estuviera haciendo un gran berrinche.

Que mimados los tienes Auron pensó con una sonrisa lanzandole otro salmón al pequeño bicolor.

Depronto escucho pasos en las escaleras; recordó que el castaño estaba abajo con los cofres, cosa que hizo a su cabeza maquinar de mala manera. Alguien se ha colado... fue lo primero que penso. Cogió su arma con rapidez; en un parpadeo ya tenía al intruso contra el piso, el filo de su espada rozando de manera peligrosa el cuello de este.

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Recostado en su hamaca contemplaba las nubes pasar. Había sido un día provechoso para el, porfin comenzaba proyectos que alguna vez vio tan lejanos...

Por otra parte no estaba teniendo un día del todo agradable en su cabeza. Cerro los ojos, mientras se hundía en sus pensamientos.

Esta tarde se le había informado sobre la desicion del cuarto miembro. No había contenido el gusto de saber que su Mangel se uniría a ellos; así que fue a casa de este con vinito para celebrar.