Madre

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Durante varios minutos Mei y Fenrir caminaron mientras hablaban armoniosamente sobre viejas anécdotas, una de las ventajas de tener más de cien años es que las historias no tenían final y podían hablar durante horas sin temor a quedarse cortos de historias.

- ¿Recuerdas cuando te peleaste con las hadas en Alfheim? - Preguntó la elfa con una sonrisa divertida mientras miraba a Fenrir con algo de burla. Fenrir por otro lado desvió la mirada con un ligero sonrojo de vergüenza, al recordar la aplastante derrota que sufrió en la tierra de los elfos.

- Nadie me dijo que las hadas podían hacer eso -

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- Nadie me dijo que las hadas podían hacer eso -

- Vamos Fenrir - Dijo la chica de cabellos blanco y negro, mientras picaba la mejilla de Fenrir con su dedo. ~ Te veías tan tierno con esa mirada inocente pidiéndome ayuda ~

El asgardiano no tuvo más opción que quedarse callado, ya que aunque vergonzoso era cierto lo que decía la elfa, aquella experiencia fue una extraña mezcla entre trauma y placer. Ya que Fenrir subestimo a las hadas debido a su aspecto, y como castigo por subestimarlas lo bombardearon con hechizos estimulantes, como resultado no sólo perdió contra una raza con aspecto inocente y amable, también hizo el ridículo frente a todo un reino al retorcerse en el suelo del Palacio Real, rogando piedad.

- Y en lugar de ayudarme te quedaste ahí riendo con tu gente - Respondió con resentimiento el avergonzado muchacho.

- Debes admitir que fue gracioso - La elfa siguió picando la mejilla de Fenrir. - Un tipo tan alto y fuerte como tu, reducido por un grupo de pequeñas hadas -

- ¿Podemos cambiar de tema? - Pidió el muchacho ya resignado a revivir viejas vivencias vergonzosas, sabiendo que la chica tenía un amplió repertorio de historias vergonzosas.

- Si quieres podemos hablar sobre como aún no me has dado un bebé - El tono de reproche era evidente en su voz, y por un momento a Fenrir le recorrió un escalofrío por la espalda.

- Mejor otra cosa -

- ¿Sobre la vez que lo hicimos en...?-

- No -

- ¿Y la vez que...? -

- Tampoco -

- ....Si quieres podemos hacerlo ahora -

- Mei...tengo un brazo roto y por si no lo notaste - Fenrir tomo la mano de la elfa mestiza, y la colocó sobre el costado su abdomen, en la herida que le provocó la lanza de Odin, la cual estaba torpemente cubierta con vendas que ya tenían un color rojo enegrecido. - Me falta parte del abdomen -

DxD El AsgardianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora