El momento llegó

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Llegó el capítulo que nadie esperaba de la historia que nadie recuerda. Tuve varios problemas con la computadora en la cual escribo la historia y me puse en pausa por mucho tiempo, pero volví con las pilas puestas y dispuesto a terminar la saga nórdica para empezar con el viaje por las mitologías, espero que les guste el capítulo de hoy.


Las palabras sobraban en ese momento, de todas formas Fenrir nunca fue un hombre de muchas palabras, solamente se limitó a quedarse de rodillas en el mojado césped, mientras la lluvia caía sobre él, aplastando su cabello y mojando su ropa, haciendo que la fina tela se transparentara ligeramente dejando ver algunas partes de su abdomen. Loki por otra parte se encontraba con la espalda pegada al destrozado tronco del árbol, sujetando suavemente su mano con los dedos rotos, los cuales apuntaban en direcciones completamente opuestas, pero aun así mantenía su sonrisa victoriosa. Solo le tomo un par de palabras para destrozar por completo al perro de guerra, ahora solo quedaba acercarse a él y extenderle una mano amiga. Irónico, teniendo en cuenta lo que el hijo de Tyr le hizo a su mano hace tan solo unos momentos atrás.  

Uno creería que el dios de los engaños se estaba tomando demasiadas molestias para reclutar a un solo hombre, pero Loki comprendía como nadie la importancia de las profecías, una fuerza imparable que arrasaba con todo a su paso, haciendo que incluso los dioses temieran el hecho de ver sus nombres en alguna de estas profecías, por eso Loki se arriesgaba tanto con tal de tener al perro de guerra de su lado, él no veía a Fenrir como el muchacho roto que tenia frente a sus ojos, el veia mucho mas allá y pensaba en lo que se podría convertir. Cualquiera que estuviera destinado a matar al padre de todo era un aliado que valía la pena reclutar, y una pieza así de importante valía todos los sacrificios que se tuvieran que hacer.

- Deberías agradecerme Fenrir, te libere de tus ataduras - Dijo Loki mientras se levantaba con algo de dificultad, y usando su única mano sana para tomar el hacha Leviatán que descansaba sobre su espalda, arrojándola en un débil movimiento hacia Fenrir.

El joven asgardiano agarró fácilmente el hacha en el aire, sintiendo un ligero escalofrío que le recorrió todo el cuerpo al momento de sentir la madera del mango en su mano, esto se debía a la naturaleza del arma, siendo algo que Fenrir solo vio de lejos durante toda su vida, y ahora se encontraba con una de las nueve armas más poderosas de la zona nórdica entre sus manos, independientemente de la situación actual uno no podía evitar sorprenderse cuando cargaba un objeto con semejante historia detrás. El hacha Leviatán era reconocida en los nueve reinos, no sólo por ser el arma predilecta de Tyr, sino también por ser producto de las mismas manos que dieron forma al legendario martillo de Thor, y cualquier arma que guardara algún tipo de relación con el Mjolnir era de temer. 

- ¿De que estas hablando? - Pregunto Fenrir con una latente ira en su voz, y la razón de su cambio de humor era muy simple, entre sus manos descansaba la prueba de que su padre ya no se encontraba entre los vivos, después de todo ningún portador de un arma tan legendaria se desvincularia de ella fácilmente, Thor era prueba viviente de ello, ya que ni siquiera en las ocasiones en las que sufria la derrota se le veía soltando a su infame martillo, y las veces que alguien conseguía robarlo terminaba siempre en un baño de sangre.

Loki intentó responder a la pregunta, pero el tenso momento entre ambos fue interrumpido por un orbe de energía roja oscura, en un principio ninguno de los dos fue capaz de reconocer esa masa de energía y el primer pensamiento que pasó por sus cabezas fue que eso era resultado de alguna especie de treta por parte del contrario, pero rápidamente se dieron cuenta de que ese no era el caso. Fenrir no era capaz de usar magia y ese color de energía no era característico de Loki, no fue si no hasta unos pocos segundos después, que ambos Asgardianos fueron capaces de comprender lo que ese objeto era, y la primera respuesta de ambos fue cubrirse el rostro ante la inminente explosión que sacudió el área cercana a ellos dos.

DxD El AsgardianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora