La otra cara de la moneda

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En Asgard las cosas eran un completo caos, el reciente ataque de Surtur redujo considerablemente las fuerzas del ejército Asgardiano, la presunta traición de Tyr alertó a los reinos y provocó una fisura en la frágil paz que llevaba cien años vigente, sumado al ataque coordinado que los nueve de Tyr efectuaron contra algunos dioses para permitir el escape de Tyr y Fenrir hicieron que la situación sea prácticamente insostenible, el estallido de una nueva guerra era inminente.

Mimir y Odin estaban reunidos en el salón privado del padre supremo discutiendo para determinar cual era el mejor curso de acción a seguir, aquel lugar donde cinco hermosos asientos adornaban la pequeña habitación, tres brillaban por su ausencia y ahora sólo dos quedaban para ocupar esos asientos y mantener a Asgard en pie.

- Hay que ver las cosas como son - Mimir fue el primero en hablar, mientras acariciaba su canosa barba con cuidado, acción que graciosamente era imitada por Odin. - Tyr está muerto, o almenos todo lo que el y su equipo representaban -

- Ciertamente - Odin echó un vistazo a los asientos vacíos, para recordarse a si mismo el sacrificio que hicieron los que alguna vez ocuparon esos lugares, y los sacrificios que aún quedaban por hacer. - Freya, Groa...y ahora Tyr, ya sólo quedamos tu y yo Mimir -

- Sólo quedamos dos de cinco, tal y como ella predijo - La profecía que Groa había echo hace tantos años se estaba cumpliendo al pie de la letra, y si eso seguia así el próximo en irse sería el propio Mimir "Perdiendo la cabeza". - Odin necesito que te concentres -

- Si si, ya se - Tantos recuerdos hicieron que una pequeña lágrima traicionera bajará por su único ojo, que rápidamente se perdió entre su frondosa barba. Ver tanto dolor y sufrimiento de su gente lo mortificaba demasiado, lo hacían replantearse su trabajo como rey, lo hacían preguntarse si el debió sobrevivir en aquella pelea hace tantos siglos contra Surtur, lo hacían preguntarse si el sacrificio de sus hermanos fue en vano o no y si era digno de ser el padre de todo. - Sólo necesito unos buenos pechos para relajarme...eso es todo -

Ciertamente no era el momento adecuado para hablar sobre pechos, pero Mimir sabía que el padre de todo estaba bajo mucha presión, toda su vida fue una sucesión de sacrificios tras otros. Ahora mismo Odin sólo era un viejo que estaba en el atardecer de su vida, y que trataba de hacer todo lo posible por mantener a su gente segura, antes de que le llegará la hora a manos de Fenrir, su destino era algo de lo que Odin estaba muy consiente y el lo aceptaba con la frente en alto.

- No dejo de pensar en el día que arrestamos a Tyr - Los remordimientos salían a la luz una vez más, porque en todo el mundo Mimir era el único con el que podía desahogarse. La única persona con la que no tenía miedo de hablar sinceramente, y la única persona que le podía aconsejar como sólo un buen amigo podía hacer. - Mi visión estaba muy borrosa, pero fui capaz de ver a Loki en aquel lugar...tire mi lanza para tratar de detenerlo, pero sólo era una ilusión...y mi lanza siguió de largo atravesando el abdomen de Fenrir -

- A donde quieres llegar - Pregunto Mimir.

- Ya no estoy seguro de lo que hago, no se si esto era parte del plan de Loki, no se si quiere a Tyr muerto o si quiere a Fenrir fuera de Asgard, quizás ambos -

- Ya no tiene caso pensar en eso - El consejero de Odin se levantó de su asiento y palmeo el hombro de Odin. - Ve a descansar amigo, yo me ocupo de la reunión -

DxD El AsgardianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora