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-¡Trunks! ¿Perdiste la razón? El es Goku. - grito la peli negra.
-S-Señor Goku, lo lamento. -se disculpo haciendo una reverencia.
-Jaja no hay problema, por un momento me asustaste. -sonrió el peli palmera.
Trunks nos explico que había aparecido un nuevo enemigo en el futuro el cual se parecía mucho a Goku y por eso cuando lo vio quiso golpearlo. Nos contó también que aquel tipo ya había acabado con la gran mayoría de la población, solo quedaban algunos los cuales estaban escondidos junto a él.
-¿No pudiste pelear ni por proteger a tu madre de esa bestia? ¿Y así te haces llamar saiyajin? -preguntó vegeta con un tono enojado en su voz.
-Oye vegeta, no tienes porque ser tan duro con el, hizo lo que pudo. Además no puedes saber lo fuerte que es el enemigo si simplemente te lo comento. Así que no permitiré que trates a sí a tu propio hijo, ¿Me entendiste? -dije con los brazos cruzados muy molesta.
-Mala señal.... -le susurro Goku a Trunks mirándome mientras me acercaba al príncipe.
Note como levemente el príncipe temblaba ante mi pero trató de recuperar la compostura y cruzó sus brazos soltando un bufido.
Las horas pasaron y aquel tipo que se parecía a Goku apareció frente a nosotros pero su ki no era igual al de cabellos alborotados. Su mirada pasó por cada uno de nosotros mirándonos con asco hasta que nuestras miradas se chocaron. El estaba serio pero aún así se me quedó mirando sin hacer ninguna otra expresión.
Después de segundos Goku empezó a pelear con ese "Black" el cual se hacía más fuerte con cada golpe que recibía cosa que parecía extraño. Un hoyo negro apareció detrás de él haciendo que Black empezará a retroceder siendo atraido por una fuerza perteneciente al hoyo. Segundos después el Black había desapareció al ser succionando por aquel agujero.
Pasaron los días y los saiyajin mayores junto al peli azul y la fémina viajaron al pasado en busca de ese tipo Black.
Por otro lado Black iba a despejar su mente a un lado que recientemente había notado y de vez en cuando dormía debajo de un árbol para tranquilizarse. Se sentó en la orilla del lago cristalino mirando su reflejo, junto sus manos y bebió un poco esa refrescante agua empezando a sentirse algo raro notando como todo su cuerpo empezaba a encogerse como si de un niño se tratase. Volvió a mirar su reflejo en el lago encontrándose con la de un infante de cabellos alborotados, piel bronceada y los pothara.
