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Uno de los aspectos que más caracterizaban a Miriam era la capacidad que tenía para organizar y ordenar sus cosas con el mínimo tiempo, y es que en una hora había conseguido deshacer sus maletas y dejar preparado su escritorio para los estudios.

Mientras Mireya se duchaba y Julia daba vueltas innecesarias para hacer lo mismo que la gallega, ésta última podía decir que ya casi lo tenía todo listo. Casi, porque lo único que le faltaba por hacer era colgar las fotos que había traído de casa.

Fotos de su familia, de ella con Mireya, con Julia, las tres juntas, de todos sus amigos, de ella misma con su fiel guitarra, la cual descansaba en ese momento justo al lado de su escritorio, y de ella en Galicia.

Y esas fotos tenían un lugar reservado: en el cabecero de su cama. A su ladito, cerquita.

Cogió el sobre donde estaban todas instantáneas y se subió encima del colchón, sentándose como un indio. Y con paciencia y celo, fue pegando una a una.

-Madre mía Miri, tía. Qué rápida eres. Yo aún estoy sacando ropa de la maleta. - dijo Julia resoplando dramáticamente.

Se acercó hasta la cama de la rubia y se tumbó hacia atrás, quedando cerca de Miriam.

-Es que no entiendo como trajiste tanta ropa. Además de que vas lentísima, chica.

Miriam miró la maleta de Julia y es que realmente se extrañaba de que aquella maleta hubiera sobrevivido con tanta ropa en su interior. Lo normal hubiera sido que hubiera explotado.

-¿Me estás llamando lenta? -le preguntó Julia haciéndose la indignada.

-No, te llamé caracol.

No hacía falta decir que a Miriam le encantaba picar a su amiga Julia, y si encima esta le seguía el rollo, disfrutaba como una niña pequeña.

-Calla, o no te doy tu regalo. -le amenazó la gaditana, incorporándose de la cama y sentándose en ella.

Miriam la miró sorprendida y Julia sonrío al ver la cara de la otra.

-¿Me compraste un regalo?

-Hombre, ¿pensabas que iba a volver de Estados Unidos con las manos vacías? -le contestó con falsos aires de suficiencia- Pero ahora me estoy planteando dartelo, eh.

-¡¿Por qué ?!

-Porque te metes conmigo, ¿te parece poco?

La indignación de Julia se esfumó cuando Miriam, a la fuerza, le rodeó la cabeza con sus dos brazos y la acercó a ella para abrazarla, estampando su cara en el pecho.

-Que nooo, que eres muy rápida. ¡Veloz! Como una libre.

Julia no pudo hacer otra cosa que reír.

-Cuando salga Mire de la ducha, os lo doy. -dijo Julia cuando consiguió escapar de donde estaba atrapada.

Miriam se giró para seguir con su labor con las fotos y su amiga se puso junto a ella, mirando todas las imágenes. Estuvo unos segundos pasando su mirada por cada una de ellas y sonrío al ver las que salía ella con la gallega y Mireya haciendo el tonto. Eran sus fotos favoritas, las más naturales.

Miró las demás y entonces, algo no le cuadró. Faltaban unas fotos que normalmente solían estar siempre. Frunció el ceño y miró encima de la cama para comprobar que aún no se ha colgado, que a lo mejor Miriam las había dejado para lo último, pero no. No estaban.

-Oye Miri, ¿y las fotos con Pablo? ¿No las has traído? -preguntó Julia inocentemente mirando a su amiga.

Pero no obtuvo una respuesta inmediata como esperaba. Lo que se encontró fue algo que no vió venir para nada.

Te quiero lejos, pero...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora