La sala común del Internado era una de las más divertidas de todo el centro. Era una sala muy grande donde había futbolines, billares, dardos, sofás e, incluso, una máquina expendedora de bebidas para que los alumnos del centro pudieran pasar un rato agradable.
Normalmente no solía estar tan concurrida como ese sábado por la tarde, pero el mal tiempo estaba llegando y eso provocaba que la mayoría de ellos no quisieran salir fuera al patio y pasar frío.
Por suerte, Miriam, Mireya, Julia, Amaia y Aitana habían llegado justo a tiempo encontrando uno de los sofás libres y disfrutaban de una tranquila tarde con un refresco en la mano escuchando a Amaia contar alguna de sus batallitas en Pamplona.
Pero se tiene que decir que la estaban escuchando todas menos una, que parecía que lo hacía porque de vez en cuando asentía cuando las demás lo hacían o reía cuando tocaba, pero la realidad era que su cabeza estaba mucho más lejos. Se podría decir que estaba en Albacete, como ella misma decía.
La cabeza de Miriam todavía le daba vueltas a lo que había ocurrido la noche anterior y por un momento, estuvo a punto de contarle a sus amigas lo que le había pasado con la granadina, pero... es que a ella misma le costaba asimilarlo todavía.
Había tenido uno de esos sueños que solía tener con su hermana, pero este había sido más real, este le había puesto los pelos de punta y le había rebosado todo el pecho de angustia. Y la persona que le ayudó a calmar esa angustia fue Mimi. La misma Mimi a la que le dio un guantazo por insultar a su hermana. A la misma que le había robado el tabaco para amenazarla y que les dejaran en paz.
Pero es que, para colmo, en ningún momento vio a esa Mimi tan soberbia ni grosera a la que ella estaba acostumbrada. Vio a una Mimi diferente, amable, empática, dispuesta a ayudarla. Y ese simple hecho, la llevaba dejando descolocada todo el día.
Mireya se dio cuenta desde un primer momento que su amiga no estaba con los pies en la tierra, que su cabeza estaba en otro lugar, e iba mirándola de tanto en cuanto para ver si volvía en sí, pero por lo visto, la gallega se resistía.
Hasta que no pudo más. Sutilmente, sin que las otras se dieran cuenta, le dio un golpecito con el dedo en el muslo para llamar su atención.
Bastó para que Miriam saliera de sus pensamientos y con un gesto con la cabeza, le hizo ver a la malagueña que la estaba escuchando.
Mireya le frunció el ceño y ladeó levemente la cabeza como si le estuviera preguntando que le estaba pasando, y como respuesta, Miriam entrecerró los ojos y negó suavemente para hacerle entender que no le pasaba nada.
Sí, era una de esas típicas conversaciones entre amistades que solo ellas podían entender. Y lo que también había entendido Mireya era que Miriam no quería hablar pero había algo que le rondaba por la cabeza.
-¡Por cierto! ¿ A qué no sabéis quién va a ser nuestra nueva compañera de habitación?-dijo emocionada Aitana por la primicia que tenía entre manos.
-¿Tenéis nueva compañera? ¿Quién? -preguntó Julia, la cual estaba sentada al lado de Mireya.
-Bua, es muy fuerte, eh. Cuando Noe nos lo ha dicho esta mañana, al principio no me lo podía creer. -contestó Amaia movida también por la misma emoción de la catalana.
- ¿Pero quién es? -Insistió Julia metiendo prisa.
-¡Ana! -soltó Aitana con los ojos muy abiertos.
-¿Qué Ana? - se interesó por fin Miriam ante ese giro en la conversación. Y es que ninguna de las tres chicas cayeron al principio de que Ana se trataba.

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Te quiero lejos, pero...
Fiksi PenggemarLo malo de juzgar a alguien es creer que ya lo conoces suficiente... TQLP, una historia de MIRIAM2 donde Mimi y Miriam empiezan el curso de una forma y lo acaban de otra. Lo importante de los cambios es tener el coraje de querer hacerlos, si no, s...