Observe a mi alrededor.
Y hay lo vi, en aquel lugar blanco.
Sentado de espaldas hacia mi, con aquella sucia túnica que tanto observé en cada encuentro.
Pero en esta ocasión lo vi moverse, exaltandome.
Esta ves yo estaba parado, no solo era un espectador, podía mover con normalidad y fluidez.
Todos mis sentidos estaban reaccionando.
~Hola.
He?!-
Él, me había hablado. Lo mire, pude ver cómo se levantaba y giraba hacia mi.
Su piel era pálida sus cabellos de un color dorado platino. Y sus ojos como el cristal, reflejado de sus cabellos.
~¿Jesús, no es así?
Si.-
Respondi
Su voz era hermosamente tenebrosa.
'Demandaba poder'
Pero a la vez era tan agradable.
Su voz Coordinaba balanceadamente con el silencio de el lugar en el que nos encontrábamos.
~Un gusto.
El gusto es mío.-
Mientras más lo observaba.
Más llegaba a la conclusión de que tal ves, estaba en la presencia de un ángel.
Así que tome confianza.
Me acerqué de igual manera, observé cómo se sentaba y me invitaba a hacer lo mismo.
Nos quedamos hablando sobre todo lo que pase, durante mucho tiempo.
Detalles de los que no me percate.
Contándome sobre las cosas que viví hasta la actualidad, mi historia, que escuché como un desconocido ajeno a su verdadera identidad.
Cumpliendo así el plan del Señor, como le solía decir él, que había creado para mí.
En el último momento, sentí mucho enojo y oscuridad.-
~Estabas muriendo, Jesus. Pero él sabe lo que hace ¿No?
Me pregunto cómo si la respuesta fuera clara, lo era, pero me quería negar más me era imposible
Fué lo único que agrego, con aquella expresión serena que portaba desde que lo vi al rostro, por primera vez. Suspire, pronunciando:
Es verdad...-
