El dolor.
Que sentía con cada segundo que pasaba.
Me afirmó, aviso cuando ya era mi hora.
Dije mis últimas palabras con la mirada al cielo.
Con aquellas últimas fuerzas que me quedaba.
Cerrando mis ojos en un parpadeo, para abrirlos.
Estando en un lugar diferente y desconocido pero familiar, para mi.
El mismo lugar que vi.
Y estuve:
En mis desgraciados sueños.