Nos encontrábamos caminando, sujetados de la mano mientras lograba admirar un pequeño cambio en nuestra realidad.
Pude observar que el día se fundía con la noche, en los cielos, como si fueran dos sustancias liquidas que se rechazaban la una a la otra.
¿En donde estamos? -
Pregunte sin dejar de mirar el cielo, con curiosidad y admiración por la belleza que eso acontecía. Nunca había visto algo así.
~Hermoso ¿no?
Mucho.-
Dirigiendo con un ligero brillo, de las estrellas del cielo, reflejadas en mis ojos junto a una inofensiva ilusión.
~Te explicare mucho mas cuando lleguemos.
Luego de unos minutos nos cruzamos a un pequeño lago, en el que tomo su túnica y la elevo para sumergir sus pies en el agua cristalina.
~Acompañame.
Fue lo que me pidió, extendiéndome una mano para que la tomara y ingresara mis pies en el agua como los de él.
No me negué, no podía hacerlo.
Notando como este saludaba a una mujer oculta bajo las aguas mirándonos a un par de metros para luego irse. Con la misma curiosidad con la que yo la observaba.
Esa mujer.-
~Ondinas, son seres de agua dulce.
Me explico, como siempre lo hacia, mientras observaba que soltaba su túnica para que se mojara hasta donde la superficie del agua le llegaba.
