Sus ojos se cristalizaron y llenaron de lágrimas, deslizandose una tras otro por sus coloradas mejillas. Y sin detener ese dolor que guardaba en algún rincón de su alma, continue.
~Nunca podrías haber correspondido a sus más profundos deseos.
Entrecerró sus párpados, intentando no llorar, la culpa seguía en él. Necesitaba acabar con ella.
Pero sus sentimientos..-
~Si, pero ahora ya es tarde para ti.Dando aquel último golpe, que lo hizo romper en llanto. Acaricié sus manos, permaneciendo allí para darle consuelo, mientras lloraba lo que no lloro y sentía lo que nunca se permitió.
No quiero que se me haga tarde otra vez.-
Lo tome del rostro y le sonreí, llevando el cabello que caía sobre su rostro tras sus orejas. Limpiando paciente todo el rastro de sus lagrimas, notando la melancólica y cariñosa mirada que me dedicaba.
Suspire, apoyando mi frente contra la suya, acariciando suavemente su mejilla en aquel completo silencio que decidí romper yo.
~ Aun te queda toda una eternidad.
Uniendo mis labios a los suyos en un suave y diminuto roce, que tenía la intención de un cauteloso beso. Iluminando por completo la mirada del Hebreo.
No pienso tardar tanto.-
Y con algo de valor sentí sus labios contra los míos. En un toque más prolongado, siendo una simple presión. Separando algo temeroso mis labios hasta atrapar los ajenos. Inclinando mi rostro hacia un lado, recostando me sobre pasto.