Me encontraba sentado en una roca del lugar en lo que sentí como tocaba mi hombro, era Lucifer por lo que me levanté y me di la vuelta para verlo de frente. Agradecido que permaneciera conmigo.
~Ven, caminemos.
Me indico, tomándome de la mano con delicadeza. No me negué, la acción no era incorrecta o inadecuada. Pero-
Su piel era sumamente suave y delicada, como la porcelana..
Le seguí el paso de una manera tranquila y serena mientras lo miraba.
~Gracias por la túnica.. Hace mucho que no llevo una. Limpia y completa. A pasar de estar ai alcance.
Lo último me hizo sentir algo mal pero no lo demostré y seguí atento a lo que podría decir.
Pero cuando te conocí usabas una..-
El tan solo rió un poco para luego mirar delante suyo el paisaje algo apagado y triste del lugar.
~Fui desterrado de el reino de tu padre. Por que fui visto como un soberbio...
Para mi no lo pareces.-
~Es el precio de pensar diferente y seguir ideales. Nunca dije o hice algo mal. Pero ante sus ojos así fue y eso ya no se puede cambiar...
Se tomó un momento y miro al cielo.
~Pero estoy bien con eso. Es peor mantener un odio o rencor hacia ellos.. Entenderé si no me crees... Es ilógico que un ángel fuera desterrado y mal visto por todos sin haber siquiera hecho algo malo.
Yo, confío...-
Fue lo que dije, recibiendo una leve sonrisa de mi contrario, con el cual seguí caminando en silencio, el lugar era muy agradable para mi parecer, con todas esas plantas alrededor. Dejándome guiar a ciegas.