Día 5

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Besándose.

Aioria y Marin no eran mucho de besos, no era como si lo necesitaran para vivir o demostrarse su amor, con pequeñas pero significativas acciones se decían todo, pero claro ambos eran humanos y por sobre todo eran personas que estaban creciendo y sus deseos jugaban en su contra.

La joven amazona era una joven soñadora, romántica, una mujer que tenia su propio mundo y a veces solía perderse en el, muchas veces en su pequeña burbujita Aioria estaba presente y su mente romántica y sensible, le estaba haciendo una pequeña broma.

La hermosa pelirroja no podía evitar pensar en como se sentirían sus labios sobre los de Aioria, no es que no lo hubiera besado antes, es solo que eran un acto que no ocurría seguido y claramente la joven al tener su burbujita y perderse en ella, soñaba con darse más besos con su novio.

Aioria, no era ajeno a ese sentimiento de también querer besar a su novia y el gran león dorado notó en la joven el como se perdía aun más en su burbujita y se dejaba llevar por está, Aioira no mentiría le encantaba esa parte de ella, pero su alma noble y amable, le decía que algo no iba bien.

El caballero sabía que su novia se lo diría directamente, era un poco fría y cerrada frente a sus sentimientos, pero algo le decía que su hermosa novia no estaba del todo bien, por eso decidió prestar más atención a los pequeños detalles que la joven tenia consigo misma, los pensamientos que por su mente pasaban lo dejaban pensando, podía ver la añoranza, la ternura y la vergüenza en sus hermosos ojos.

Mientras los dos caminaban de regreso al santuario por un momento pensó en lo afortunado que era al ver el rostro de Marín sin su mascara, sus hermosos ojos, que brillaban con cada pensamiento que pasaba por su mente, mientras se perdía en su burbujita o incluso sus hermosos labios tan bonitos y dulces, que emitían la más hermosa voz que sus oídos han escuchado.

Definitivamente Aioria, era muy afortunado y justamente en ese momento dirigió su mirada al cielo que brillaba en colores naranjas, rojos y rosados, anunciando que ya iba a anochecer, algo en su corazón le dijo que quería y debía besar a su novia y aprovechando que esta tenia la mascara abajo, gracias a la seguridad que le daba su pareja.

El joven caballero, se interpuso en su camino y mirando fijamente esos ojos con ese sentimiento de añoranza, de deseo y ternura, no perdió más tiempo y con uno de sus brazos la tomó de uno de los brazos de la chica, con otra de sus manos enredo sus dígitos en ese hermoso cabello y la besó.

Marín, por fin había obtenido lo que tanto quería, pero no podía decir, dejándose llevar por el beso y por el momento, una de sus manos se instaló en el pecho de su novio y permaneció en ese lugar hasta que el beso terminó.

Ambos al terminar se miraron el uno al otro, Aioria notó como los ojos de su novia tenían un brillo que denotaba felicidad, su rostro se había relajado y mostraba una tímida sonrisa acompañada de un bonito sonrojo, sin dudarlo estrechó entre sus brazos a su novia y en su mente algo hizo click, esa mirara de deseo y añoranza era porque quería besarlo pero simplemente no sabia como pedirlo; en ese momento Aioria hizo la anotación mental de prestar más atención al rostro de su novia y de regalarme mucho más besos, en donde una vez más las palabras no eran necesarias para demostrarse su amor.

La tarde continuo y siguieron dándose más besos, unos más cortos que otros, el beso de despida fue el más largo y con el que ambos volvieron a su lugar de descanso felices y con un sentimiento de calidez en sus pechos.

30 Días Con Aioria Y Marin. -TERMINADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora