III • CENA DE BIENVENIDA

108 15 31
                                    

Los arreglos del invernadero comenzaron por la mañana temprano, luego del desayuno le pedí ayuda a Joshua para mover algunas plantas y viejos muebles pesados

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los arreglos del invernadero comenzaron por la mañana temprano, luego del desayuno le pedí ayuda a Joshua para mover algunas plantas y viejos muebles pesados. El resto sería cosa de cortar plantas, mover otras y limpiar más que nada la zona de trabajo. Era algo muy pesado, pero no me desagrada para nada, pensar en este invernadero como un tributo a mis abuelos me daba ánimos para continuar trabajando. Moví muchas plantas, corté muchas enredaderas y yuyos malos que estaban matando otras plantas. Despeje muy bien la primera zona del invernadero, solo hacía falta barrer y limpiar muy bien las ventanas, había estado trabajando en el invernadero desde la mañana y por la tarde ya se podía decir que se veía limpia al menos la primera zona. Con ayuda de una escalera y diversos métodos pude limpiar todos los vidrios y con una manguera los enjuague arrojándoles agua y dejando que ésta corriera hacia debajo de manera natural.

Todo el trabajo del invernadero me mantuvo ocupada durante todo el día, pero si es verdad que estuve viendo a Federico trabajar de reojo y no lo hace para nada mal. Si estuviéramos solas con mamá no sabríamos por dónde comenzar a levantar este sitio, Joshua, por otro lado, es muy servicial y está en constante movimiento siempre. En verdad estos dos jóvenes no me parecían para nada unas malas personas en comparación de la anciana del jardín de botánica que me trató de manera tan fría. No creo que nadie me conozca, mis abuelos siempre fueron muy reservados de con donde vivíamos y cómo es que estaba yo. Jamás les pregunté el porqué de esas actitudes y siempre se lo derivó a que soy la hija bastarda de un hombre que se supone ya estaba casado y con una niña pequeña. Pero si es verdad que me parezco mucho a mi madre físicamente cuando tenía su edad y quizá la anciana me haya confundido con ella. De lo que sí tenía seguridad es de que no me gustaría volver a pasar por una situación como esa, fue realmente incómodo hacer las compras con la anciana mirándome como si la fuera a robar.

—Andrómeda termine mis tareas del día, me preguntaba si ¿me puedo ir ya? —la pregunta de Joshua hace que pare de mover macetas y salga del invernadero para verlo. Estaba algo sucio de barro, sus manos estaban manchadas de tierra y el sudor se veía en su ropa.

—Si claro, gracias por tu ayuda hoy —respondo volviendo a girarme para continuar con mis trabajos en el invernadero. Viéndolo desde afuera se podía ver lo bien que estaba quedando y sin dudas mañana con una limpieza más profunda estará listo para que comience a colocar plantas, macetas y tierra.

—Espera... ¿Vas a usar esas flores? —señala una maceta donde sobresalen algunos lirios de color blanco con tintes de naranja. No me gustaban mucho este tipo de flores, pero sé que mi madre las adora, aun así no voy a tener tantas en el invernadero y no es como si no volvieran a crecer. Volviendo al invernadero por mis tijeras de podar corto unos cuantos lirios para formar un ramo y se lo entregó a Joshua que me lo agradeció con una sonrisa.

—¿Son para tu mamá o tu novia? —alegó viendo como el chico se sonroja ante mi pregunta y agacha su cabeza algo avergonzado.

—Son para mi novia Amelie, hoy tendremos una cita —levantando su mirada me mira con una sonrisa, en sus ojos se nota que está enamorado de esa tal Amelie su mirada tiene un brillo especial. Su amor joven me hace sonreír, recuerdo que cuando tenía su edad me escapé con un chico nos encontraron a las cuatro horas, pero fueron las mejores cuatro horas de mi vida. Ahora que lo veo siendo más adulta realmente estuvo mal lo que hicimos, casi mató a mi madre de un susto y ese amor que tanto nos jurábamos que duraría toda la vida no terminó soportando la llegada del invierno.

PERVERSA CRIATURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora