Hoseok se enamora de su chófer, Jungkook.
-𝐸𝓈 𝓊𝓃 𝓅𝓁𝒶𝒸𝓮𝓇...
✧ Historia completamente mía.
✧ NO se permiten adaptaciones, lo siento.
✧ Historia corta, simplemente para entretenimiento.
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No paraba de ver la hora en su ordenador, bufó al darse cuenta de que todavía faltaba una hora. Siguió trabajando mientras le seguían trayendo toneladas de papeles. El tiempo era muy lento, cruel, seguramente odiaba al castaño. Los números por fin cambiaron al preciado diez, recogió sus cosas antes de que siguieran dejando documentos en su escritorio. Cuando presionó el botón del ascensor recordó que había olvidado llamar a su chófer que lo recogería para llevarlo a casa, siempre salía más tarde los viernes, pero hoy, a pesar del pesado horario, podía irse una hora antes, debía esperar a que su chófer llegase pues no tenía forma de comunicarse con su chófer.
Cuando estaba en la planta baja la recepcionista se despidió de él y le entregó la chamarra que Hoseok había dejado al llegar.
Hoseok solía ser muy trabajador, pero también le gustaba mucho la fiesta, todos los fines de semana salía con sus amigos a distintos lugares, le gustaría decir a Hoseok que iba a esos lugares a divertirse, a conocer a más personas, y quizás encontrar a alguien que se robe su corazón, le encantaría poder decir eso, pero no lo era. Hoseok salía intentando que con sus relaciones de una noche, la mosquita que merodeaba en su cabeza, se saliera, esa mosquita que estaba constantemente a su lado, que no lo dejaba estar tranquilo.
Por el vidrio de la puerta logró ver a su chófer que se encontraba recargado en el carro de color negro, Jeon Jungkook, su mosquita perseverante en su cabeza. Cuando su madre lo contrató apenas era un niño como él, claro que antes se encargaba de otras cosas, pero los últimos dos años se hizo cargo de traerlo y llevarlo a donde quisiera, fue ahí donde Hoseok se dio cuenta de su atracción hacia Jungkook, al principio lo negaba, pero con el tiempo era inevitable hacer como si su corazón no se alterara cuando sonreía, le hablaba, lo miraba, lo tocaba.
Jungkook era muy guapo, su cabello oscuro, ojos marrón, piel blanca, era alto, unos centímetros más que Hoseok, sus labios eran delgados pero muy hermosos, su nariz algo grande, pero para nada fea, su barbilla muy afilada.
-¿Cómo sabías que iba a salir temprano?.- Preguntó Hoseok mientras Jungkook le abría la puerta trasera y le regalaba una sonrisa.
-Ya me lo había comentado joven.- Cerró la puerta y rodeó el carro hasta subirse al asiento del conductor.- El cinturón, joven.- Hoseok sonrió y siguió las órdenes de Jungkook. El camino siempre era un silencio bastante cómodo, pero los últimos días Hoseok había comenzado a contarle a Jungkook sobre las personas que conocía, una parte de él quería que Jungkook se comportara celoso, pero no fue así. La expresión de Jungkook no cambiaba, siempre estaba serena mientras conducía y escuchaba sus historias, no reaccionaba ni comentaba al menos de que Hoseok se lo pidiera, una pequeña molestia se impregnaba en Hoseok y seguía contando los detalles, intentando encontrar algo de diferente en la cara de Jungkook, pero el chófer seguía como si no le estuviera hablando.
-Intentó besarme.- Dijo Hoseok contando la historia de la noche pasada, Jimin, su mejor amigo, lo convenció de salir a un club que acababa de abrir, un chico bastante guapo se había acercado a Hoseok y le invitó una bebida, el castaño aceptó emocionado, pensó que quizás con ese chavo olvidaría a Jungkook, pero no había sido así, el chico era muy presumido, tenía dinero según sus palabras y no dejaba de mencionarlo, eso a Hoseok lo decepcionó e intentó librarse diciendo que iría a buscar a su amigo, pero antes de que pudiera pararse, el chico lo sujetó e intentó besarlo, gracias al cielo giró su cabeza y el beso terminó siendo en su mejilla, lo empujó algo molesto y salió del lugar, ese día Jungkook no había podido ir por él, así que tuvo que pedirle de favor al otro chófer que tenían para poder llegar a casa.
Por eso le estaba contando todo lo ocurrido a Jungkook, con la esperanza de que el pelinegro dijera algo, pero se había quedado callado, Hoseok logró ver que Jungkook levantaba su ceja en signo de sorpresa. Algo era algo. No era que Jungkook fuera una persona seria, al contrario, solían hablar bastante, pero cuando se trataba de Hoseok contando algo de su vida aparte, el más alto no decía nada. Hoseok se lo tomó como signo de celos, pero cuando le preguntó la razón por la que Jungkook no decía su punto de vista a sus relatos él le había dicho, "porque es su vida, no tengo nada que opinar", era entendible, Hoseok podría despedirlo, no lo haría, pero podría pasar, así que el castaño se desanimó bastante al oír esas palabras.
-No lo dejé, por suerte me quité a tiempo.- Jungkook asintió y giró en una calle, faltaba poco por llegar, así que Hoseok comenzó a alagar al muchacho del club.- Me arrepiento un poco, era muy guapo.- Intentó captar algo de nuevo en el rostro del pelinegro, nada.- Era alto, amable, gracioso, pero presumido, eso le bajó todos los puntos.
Jungkook le sonrió cuando el carro se detuvo, el más alto se bajó y la abrió la puerta al castaño, Hoseok le agradeció y su mano se recargó en la parte de arriba de la puerta del carro sin cerrarla, Jungkook lo miró algo confuso, Hoseok siempre se iba de inmediato, pero ahora se había quedado ahí parado.
-¿Crees que hice mal?.- Jungkook suspiró y negó.
-Si usted no quería, entonces estuvo bien.- Hoseok abandonó la expresión de seriedad que se asomó en su cara al hacer esa pregunta, cambiando por una de diversión.
-Gracias.- Con su dedo índice limpió una pequeña pelusa que se encontraba en el traje de Jungkook, el pelinegro se quedó muy quieto por la cercanía del más bajo, Hoseok le sonrió aún más al notar eso, se alejó y cerró la puerta para empezar a caminar hacia la entrada. Jungkook se adelantó abriéndole la puerta.
