"Por favor, ámame está Navidad y el resto de nuestras vidas".
Un intercambio de regalos no parece ser la gran cosa. Pero Maya Fey no es tonta, y está dispuesta a unir ciertos corazones. Por eso mismo, está Navidad, varios límites serán cruzados. Emp...
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Trucy se encuentra en casa, sentada en medio de la sala, terminando de tejer su bufanda. Hay mucho silencio, pues su padre tiene algunos pendientes y no se encuentra ahí con ella.
Ya falta poco para Navidad, exactamente dos días. Cuarenta y ocho horas para pasar la Navidad con Pearl Fey. Su "amiga especial" como diría ella.
Alguien llama a la puerta, interrumpiendo sus pensamientos. Trucy se sorprende cuando el que llamó fue Klavier Gavín.
–Fiscal Gavín ¿pasa algo? Apollo no se encuentra aquí–Comenta la joven maga con toda la casualidad del mundo.
–Jaja, ¿porqué da por hecho que sólo hago las cosas por el señor frente?
–¿De verdad quiere que responda?–Trucy muestra una sonrisa maliciosa, a diferencia del resto, ella capta los pequeños guiños entre el fiscal guitarrista y el abogado de los cuernitos.
–Mejor me quedo con la duda–Klavier observa que la joven maga lleva un pedazo de tela en las manos, y muchos hilos–¿Te pillo ocupada?
–No, ya casi termino–Extiende la bufanda a medio terminar, es rosa pastel con bordes blancos–¿Qué opinas?
–Muy linda, hasta la usaría yo ¿es tu regalo para el intercambio?
–Si...–Con sólo pensar en el rostro de la joven médium, el corazón de Trucy se acelera, nunca había experimentado esto. Todos sus flechazos eran con ídolos o personajes ficticios. Pero un día conoció a Pearly, y fue un punto y aparte respecto a sus enamoramientos de adolescente.
Ambos se sientan en los sillones de la sala, donde Trucy terminar de tejer la bufanda, mientras que Klavier inspecciona el sitio con la mirada. Pocas veces ha estado aquí, eso le recuerda que todavía no ha estado en el departamento de Justice.
–No recuerdo cuando fue la última vez que celebré la Navidad...–Comenta Klavier, sólo para romper el hielo.
–Mi papá y yo lo celebramos todos los años, aunque casi siempre éramos nosotros dos–La joven maga no aparta su vista de los hilos mientras teje–Klavier ¿puedo hacerte una pregunta y no te enojas?
–Vale, suelta.
Baja la tela para mirar a Klavier. Respira hondo y pregunta.
–¿Cómo te declaras a alguien?
Gavín parpadea un par de veces antes de responder.
–Eh...¿Cómo?
–Si, digo ¿sólo se lo dices? ¿o haces otra cosa?
–¿Porqué crees que yo sé de estás cosas?
–Ya...de seguro tú eres a quienes se le declaran, no al revés ¿verdad?–Hay firmeza en sus palabras, como determinación. Trucy no tiene mucho tacto en estás cosas.
–Imaginaciones tuyas, no soy de ninguno de esos.
–¿Eh?
Ahora es Klavier quien debe medir sus palabras.
–No he tenido pareja desde el bachillerato, y aquella ocasión sólo fue por una apuesta.
Trucy vuelve a posar su mirada en la bufanda. Lo toma entre los dedos, aquel rosa pastel combina con sus guantes blancos. Si, Trucy no deja su vestimenta de maga aún en su casa, ni siquiera cuando está tejiendo.
–¿Nunca has tenido una pareja? En plan, que sea serio–Pregunta la joven maga.
–No, ni una vez...–Juega un poco con un mechón de su cabello, tratando de poner esa sonrisa de "y no me importa lo que pienses", pero para Trucy no cuela.
–¿Y... qué pasará con Polly?–Intenta mostrarse firme lo más que puede–Él te gusta ¿verdad?
–¿Porqué tanta insistencia con eso señorita?
–Porque le coqueteas mucho, siempre estás de buen humor cuando está él.
–Yo coqueteo con todo el mundo...
Para Trucy fue suficiente, aprieta sus puños, y tiene esa mirada desafiante, muy parecida a «Phoenix Wrigth» un animal a punto de atacar.
–¡Con Apollo es distinto!–Exclama la maga–A mi no me engañas, con él...«no te pones esa máscara» te ves más relajado, no intentes debatirme, conozco tus tics nerviosos.
Klavier mantiene la mirada desviada unos segundos. Entonces la mira, y ríe un poco. Okey, eso no se lo vió venir.
–Tranquila, señorita, no negaré que Apollo es... distinto, pero ¿qué quieres? ¿qué me declare? Además, tú estás coladita por...¿cómo se llama? Pearl Fey.
–Si, por eso te pregunté el como se declara.
Ni modo, ahora ambos deben aceptar que están enamorados. A Trucy se le ocurre una idea.
–Nos vamos a declarar en la fiesta de Navidad ¿qué te parece? Aunque nos rechacen.
El guitarrista muestra una sonrisa burlona, si, no hay nada peor que ser bateado en vísperas de navidad. Vaya, ambos son algo patéticos de cierta forma, aceptando lo que sienten pero con ese módulo de negatividad.
"Nos van a rechazar y punto pelota".
–No tenemos nada que perder, está bien–Responde Gavín.
–Es una promesa–La maga levanta su meñique–Aceptaremos las consecuencias.
Entonces Klavier envuelve su meñique con el de ella. Y ambos sonríen, ambos tienen complejos de rechazados, pero dentro de dos días, obtendrán ya sea la respuesta que ellos esperaban o algo incluso mayor.
–¿Ya tienes tu regalo para el intercambio?–Pregunta Trucy.
–Si–Pone una mano en su bolsillo–Lo acabo de comprar, pero a diferencia del tuyo, no es muy impresionante.
Entonces Klavier saca una cajita pequeña, negra con un moño roja. Ahora es Trucy la confundida ¿qué tan pequeño pero costoso puede ser el regalo del fiscal Gavín?
