Crowley estaba confundido, ¿era acaso eso parte de su castigo? ¿no había sido suficiente con haber matado al amor de su existencia y condenarlo al exilio eterno?
—Mierda, mierda, mierda— susurraba mientras caminaba de regreso a la tienda
Ese encuentro no había salido nada bien, lo había echado todo a perder él mismo sin poder evitarlo.
Desde que Aziraphale, o mejor dicho, Sebastian, se había presentado frente a él en su tienda, Crowley hizo hasta lo imposible para saber quién rayos era. Lo que consiguió no fue nada alentador para él, pues verlo sonriente con una mujer y un niño en brazos había sido lo suficientemente doloroso para condenarlo a beber sin parar por varios días entre patéticas lágrimas.
Ese era el cuerpo de Aziraphale, pero no era él precisamente. Eso lo comprobó esa misma noche cuando intentó besarlo y Sebastian reaccionó de manera indignada por el atrevimiento. "¡Aléjese de mí!", fue lo último que escuchó y luego simplemente lo vio alejarse rápidamente totalmente molesto.
Ahora estaba regresando a su tienda sintiendo su corazón nuevamente roto y con muchas ganas de acabarse todas las botellas de vino que tenía guardadas.
— ¡Ahhrgg! —
Gruñó con furia al momento de patear con fuerza la maseta que había puesto al lado de la puerta de vidrio de su tienda. Esta terminó rompiéndose y esparciendo la tierra y la pobre planta en el piso. Crowley entonces se derrumbó y terminó por destruir lo que quedaba en pie.
La calle no era muy transitada por el día, por lo que esa noche nadie fue testigo de su furia y su dolor. Nadie pudo verlo recostarse en la puerta de su tienda y llorar cubriendo su rostro con sus manos llenas de tierra.
Cuando Crowley recuperó la cordura, respiró hondo y se dio fuerzas para aplastar sus sentimientos y dejarlos bajo sus pies. Tal y como lo había hecho los últimos años. Se levantó y con un milagroso chasquido de dedos, la maseta quedaba exactamente como estaba antes. Sacó sus llaves y entró a la tienda para pasar el resto de la noche terminando su reserva de licor por completo.
La tienda no fue abierta al día siguiente, ni la siguiente a esa, ni toda la semana y tampoco la semana siguiente a esa. Se podría decir que nadie lo había notado, pero no, solo una persona había estado rondando la zona de vez en cuando y cuando veía la tienda cerrada, daba media vuelta y se retiraba. Sebastian había estado dando vueltas por la tienda luego de aquella noche.
Era extraño para él, Crowley parecía un buen tipo, pero cada vez que lo veía, no podía evitar sentir algo en su pecho. Era como recordar... como encontrar algo que estaba buscando desde hacía mucho tiempo. No podía explicarlo de otra manera. Él solo había entrado a la tienda en busca de discos de vinilo y desde entonces se había cruzado a Crowley varias veces en la calle. Debía admitir que sintió extrañez cuando se dio cuenta de ello, pero no se alarmó hasta que fue tomado del rostro y besado por el pelirrojo sin previo aviso.
Darse cuenta que ese beso se había sentido como algo más profundo, dio un nuevo sentido a sus pensamientos. Es que, luego de haber despertado en la cama de un hospital unos años atrás, sin recordar absolutamente nada, aferrarse a la amistad de la amable enfermera que luego se convirtió en su única y cercana amiga, compartir departamento con ella y su pequeño hijo y rehacer una vida de la cual no recordaba nada, ver a Crowley se sentía como la única conexión a esa vida que no lograba recordar.
Tenía la sensación de conocerlo, el tono de su voz era reconfortante y le removía la memoria de alguna manera. Aziraphale no pudo evitar pensar en que, tal vez, Crowley tendría las respuestas que tanto había estado buscando.
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Is It Real Love? [Ineffable husbands]
FanfictionLuego de detener el Armagedón, llega la venganza por parte del cielo y el infierno. Crowley y Aziraphale tendrán que pasar la prueba más dura de todas. Un fic bastante ligero con capítulos cortos.