This is love, our love

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Era mucha presión, tanto como el miedo que le invadía el tener tan cerca el cuerpo de Crowley. Aunque el demonio no le dijese nada, Aziraphale sentía que sus cuerpos, como cualquier cuerpo humano, reaccionaba físicamente a la cercanía y a la obvia tensión sexual que se había ido fortaleciendo con el pasar de los últimos días.

Los ojos de serpiente de Crowley se dilataban cuando algún roce se presentaba, el cuerpo de Aziraphale obviamente estaba presentando alteraciones, lo podía percibir, pero la actitud del ángel simplemente le gritaba que se mantuviera al margen.

Era una completa tortura.

Después de conocerlo tanto tiempo, la idea de un encuentro sexual con Aziraphale había pasado vagamente por su mente por el simple hecho de preguntarse cómo sería, pero ni siquiera, luego del dichoso "Por supuesto que quiero ser más que tu mejor amigo" del ángel, la idea del sexo había dominado su mente tanto como ahora. Su deseo fue aumentando de manera gradual en esas semanas y ahora que era muy evidente, era complicado mantenerse tranquilo.

El ángel mantuvo su taza con cocoa tibia posando sobre sus piernas mientras la rodeaba con sus manos, en una simple excusa para mantenerlas ocupadas. Crowley había hecho un comentario gracioso hace un rato y luego de ello simplemente se había presentado un silencio en el ambiente. Solo había una idea flotando en el aire y ninguno se atrevía a dar la primera palabra, y aunque Aziraphale había intentado iniciar la conversación sin lograr decir nada, la tensión de aquel silencio no fue terminada hasta que Crowley golpeó la mesa con la palma de su mano.

—Mierda, ángel. Ya paremos con esto—

Luego del pequeño salto que dio por el susto, Aziraphale miró inmediatamente a Crowley quien sobaba su cabeza con fuerza tratando de calmar su estrés. Junto a él estaban las dos botellas de vino que había estado bebiendo sin parar sentado en la mesa, mientras que el sepulcral silencio entre ellos los devoraba vivos.

—Esto es estúpido. Si queremos... si estamos libidinosos, si ambos tenemos las ganas ¡podemos hacerlo! Tenemos cuerpos humanos totalmente funcionales, maldita sea—

El rostro de Aziraphale se encendió de vergüenza de inmediato.

—Eso es... no es tan fácil como lo piensas—

— ¿Ah, no? Niégame que no tienes ganas de que te dé contra la pared ahora mismo—

— ¡Por amor a Cristo, Crowley! ¡Soy un ángel! Nosotros no... no podemos... —

—No, no, no, a mí no me vengas con que los ángeles no pueden hacerlo. Allá abajo hemos recibido miles de tu bando que cayeron por procrear con mujeres humanas—

— ¡Por eso mismo! Si uso mi cuerpo para ese fin en particular, estaría cometiendo pecado—

—Nosotros nos amamos, Aziraphale—

No es que nunca hubiese escuchado esas palabras viniendo de Crowley, pero la voz del demonio había sonado tan diferente esta vez...

Ambos se miraron expectantes por varios segundos sin estar seguros de estar cada uno en lo correcto. Tal vez era mejor darse un poco de espacio por ese día, era mejor tomarse las cosas con calma después de todo.

—Está bien, lo siento— dijo finalmente Crowley —No debería presionarte—

Aziraphale vio el delgado cuerpo del demonio levantarse torpemente de la silla, directo a la salida de la librería.

—Espera, Crowley— lo detuvo

—Olvídalo, ángel. Se nos pasará—

Crowley continuó su camino mientras algunas ideas revoloteaban por su cabeza, ideas que incluían una vuelta por un lado específico de Londres donde encontraría ciertos servicios al paso. Pero Aziraphale nuevamente lo detuvo, esta vez tomándolo del brazo.

—Yo también quiero hacerlo— confesó nervioso —Siento deseos, Crowley y son muy difíciles de ignorar una vez que empiezan—

Crowley seguía mirando la puerta frente a él, se había detenido, pero no se había atrevido a voltear a ver a su pareja.

—Acabas de decir que eso sería pec-... —

— ¡No! Tú no piensas eso. Dime por qué no lo haces, ¿por qué estás tan seguro de que no pasará nada malo? — soltó el brazo del demonio lentamente, sabiendo que este no se iría

—He dicho que lo olvides—

— ¡Crowley! —

Por primera vez en toda su existencia como demonio, Crowley cuestionó sus acciones... ¿está él tentando al ángel o era solo una muestra del amor que sentía por él? El placer sexual, después de todo, no era una demostración de amor entre ángeles o demonios, eso era privilegio humano, pero no exclusivo para ellos por lo que se pudo comprobar.

Entonces, ¿el amor que nacía en ellos no era acaso una llave que los hacía inmunes a ese pecado? ¿No es acaso el amor lo más divino y puro que existe?...

Is It Real Love? [Ineffable husbands]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora