It's me

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La tienda llevaba cerrada ahora más de un mes y Crowley no había vuelto a salir luego del accidente de Sebastian.

—Y entonces se fue... así ¡puff! — levantó la botella y terminó de beber el poco vino que quedaba en ella —Y lo peor de todo es que no será el único, eso ya lo tengo claro. Vendrán más—

La serpiente de Crowley se deslizaba sigilosamente dentro de la tienda desde hacía varios días. Crowley la había dejado libre solo porque sí.

—Habrá otros Aziraphales que me atormentarán. ¿Cómo se llamarán ahora? ¿James? ¿David? ¿Eddie? — suspiró hondó —Como sea, yo no pienso caer más en esta maldita tortura ¡¿escuchaste?! ¡No voy a caer en tu estúpida tortura! — gritó mirando hacia arriba gritándole a la única deidad que debería estar escuchándolo — ¡No quiero ser un maldito ángel! ¡No me interesa ser tu maldito ángel! —

La oscuridad de la tienda era casi total en la noche y Corwley siempre encendía solo un par de lámparas, pero ahora solo se le apetecía la oscuridad. Podría ser un ángel otra vez, pero no se sentía parte de ellos, él todavía sentía que pertenecía al otro bando.

Se levantó con pesar, tambaleándose un poco mientras caminaba hacia la trastienda para dormir por un rato, que era lo único que había estado haciendo durante los últimos días: beber y dormir.

Pero unos golpecitos en la puerta de la tienda lo detuvieron justo cuando estaba por dejarse caer en la cama. Miró la cortina que separaba la tienda de su hogar solo por unos segundos esperando alguna voz, nada escuchaba. Rodó los ojos y se dejó caer pesadamente en la cama. De seguro era otro mensajero como hace un par de días.

Crowley restregó su rostro en la almohada intentando calmar su agitada mente, necesitaba dormir, desaparecer al menos de esa manera y no tener que soportar el peso de su existencia.

Otra vez esos golpecitos se escucharon, así que el gruñó molestó y chasqueó los dedos para que su serpiente, sin razón aparente, se acercara a la puerta y atacara al que viera al otro lado. Con eso lograría que lo dejaran en paz... y tal parecía que lo había logrado, luego de escuchar el golpe en la puerta por parte del animal, nadie volvió a llamar a la puerta.

Él sonrió y acomodó su almohada dispuesto a dormir.

—Crowley—

Esa voz lo asustó, no solo porque lo escuchó de repente cerca de él, sino porque... era la voz de Aziraphale.

No pudo evitar levantarse totalmente asustado, estaba en pánico, ahí frente a el ángel, vestido con esa ropa que le había visto usar en la última década.

¿Ahora qué querían? ¿Por qué tenían que torturarlo de una manera tan cruel?

—No... — susurró —No eres real. Tú no eres real—

—Crowley, soy yo. Aziraphale—

— ¡No! ¡Aléjate! No volveré a caer en esto ¡No lo haré! —

Aziraphale no estaba seguro de cómo actuar ni de qué decir, claramente Crowley lo creía falso o algún tipo de alucinación como parte de su castigo. Entender eso le rompió el corazón.

—Crowley, sé que estás confundido, pero créeme, soy yo. La creadora me-... —

— ¡Lárgate! ¡Lárgate ahora! — Crowley inmediatamente miró hacia arriba — ¡¿Qué más quieres de mí?! ¡Déjame en paz! —

No funcionaría de esa manera, Aziraphale necesitaba algo verdadero, algo que solo ellos dos sabrían para convencerlo de que había regresado.

Entonces sonrió, Aziraphale de repente entendió cómo convencer a su desesperado Crowley.

— ¿Recuerdas cuando soñaste conmigo? — dijo mirándolo con ternura — ¿Recuerdas cuando soñaste conmigo siendo una crepa? — Aziraphale mostró una divertida y nostálgica sonrisa

Crowley lo miró a los ojos y esta vez podía ver sorpresa en su rostro.

—Dijiste que yo era una crepa muy grande— Aziraphale movió sus brazos de manera divertida —Y que me comía a mí mismo mientras caminaba. Fue terrible—

— ¿Qué?... —

—Dijiste que había sido una pesadilla muy estúpida, pero que te desarrolló un inexplicable mied-... —

—Miedo a verte comer crepas— susurró Crowley

—Sí— sonrió —No quisiste invitarme crepas durante un mes—

—Az-... ¿Aziraphale?... —

La sonrisa de Aziraphale se hizo amplia y genuina —Sí, querido, soy yo—

Is It Real Love? [Ineffable husbands]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora