Capitulo diecinueve

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Mientras Alastor y Husk estaban haciendo sus cosas, me tomé el tiempo de hacerme una taza de té negro acompañado por una galletas de avena, que encontré en una de los cajones.

Ya con todo agarre el te con su plato, y las galletitas, para ir a lo que seria el centro de la casa, donde esta esa gran chimenea con los cuadros.

Voy a un sillón de una persona y me cómodo en este, empezando a tomar la cálida bebida que hay entre mis manos, que cada tanto remojaba en esta las galletas.

Todo estuvo en gran silencio, bueno gran parte de este, y así estubo hasta que termine mi té.

A partir de ahí empecé a escuchar algunos gritos.

"Ta vas a caer pedazo de idiota" se escucha a lo lejano, acompañado de un fuerte golpe "te lo dije estupido".

Se escucha una risa adolorida.

"Te dije que el agua estaba muy caliente".

"Y que tiene que ver!".

"Me quemé alcohólico estupido".

"Como me llamaste?!".

Okey este es el momento donde intervengo para que no se vuelvan a agarrar a las piñas como lo hicieron antes de que llegue.

Cuando estoy allá tocó la puerta, haciendo que pare su pelea.

"Esta todo bien?" Pregunto sabiendo claramente la respuesta.

"Si cariño, en un momento salimos" se escucha a Al.

"Yo no me pienso quedar ni un momento mas".

Se abre la puerta dejando ver a un Husk muy molesto, y un Alastor muriendo de risa desde la cama.

"Gracias por venir a cuidarlo" digo mientras corro hacia la escalera.

"De nada, pero ten cuidado con ese hijo de puta" responde, luego se escucha como la puerta se cierra de golpe.

Trato de volver para el cuarto de Al, pero una gran puntada en mis pies hace que me pare de golpe.

Sabiendo la posible razón de esto, levanto levemente la falda para poder ver mis zapatos, y encontrarme con la única parte de mis pies que los zapatos permite ver, totalmente roja.

Claramente mis pies ya no dan más, después de estar encerrados en tal celda por mucho tiempo.

Así que sin dudarlo, me saco los zapatos dejándome descalza, y haciendo que el frío recorra mi cuerpo cuando mis pies hacen contacto con el piso de madera helado.

A muy duras penas, corro por lo que queda del pasillo hasta dar con su habitación, donde para mi suerte me recibe un piso cubierto de una alfombra.

Bajo la mirada otra vez a mis pies y veo que el rojo es más fuerte en la punta de estos.

"Debe ser una condena andar con unos de esos todos los días, no?" Suena la voz cantarina de Al.

"Y que lo digas" respondo mientras camino hacia su cama y me siento a su lado "igual hace tiempo que no se ponían así..." levanto mis piernas ti estiro los dedos de mis pies "la última vez que mis dedos estuvieron así, fue cuando con mi familia hicimos una cena para navidad, donde fueron mucha gente, ese día creo que no me quité los zapatos por mucho tiempo, creo que 19 hora por ahí" bajo otra vez los pies a la alfombra.

"Wow, eso está muy rojo... demasiado diria" susurra lo último.

Alastor ya se pudo acomodar por si mismo en su cama, llegando a poder sentarse rectamente, pero claro, con una almohada atrás.

Y te sigo amando (Alastor x reader) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora