Capítulo treinta y ocho

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Okey no puedo dormir, son como las tres de la mañana y el sueño no parece querer venir.

Así que no se que hacer, simplemente me levanto de la cama y me moví hasta la ventana, abriéndola y apoyándome en el marco de esta.

Hay un frío viento que poco a poco va tomando lugar en mi habitación, este mismo refresca las partes que mi camisón deja libre, dejando que la piel de gallina se muestre poco apoco.

Las calles de Nueva Orleans por ahora están vacías, mostrando algún que otro perro callejero y algunas personas... borrachas las cuales pasan gritando a puro pulmón... el himno estadounidense.

A veces me sorprende el entusiasmo de esta gente, es hasta igual que el de mi padre por este país, y eso que el no es de acá.

Siempre apoyo como pudo al país, el apoyaba a nuestro ejército durante la primera guerra mundial, mandando algunas provisiones a los soldados...

Por lo menos ahí el no gastaba su dinero en mujeres y apuestas, sus gastos tenían un propósito bueno, uno que no era egoísta.

Pero ahora el cambio, no se que provocó tal cambios, cada tanto (rara vez) me viene a la mente que eso puede ser debido a no tener un hijo varón, ya que gran parte de los hombres quieren eso, un chico que lleve adelante a la familia.

Pero en vez de eso salimos nosotras, el nunca pareció arrepentirse, pero el tampoco se mostro muy orgulloso de sus tres hijas. Es más siempre estaba gruñón cuando veía a sus amigos con hijos varones.

Todas lo sabíamos... pero nunca dijimos nada.

Levanto un poco la vista para mirar al cielo... este esta totalmente despejado, mostrándose algunas estrellas. Siendo mis favoritas Las Tres Marias, o mejor dicho El Cinturón de Orión, mamá siempre decía que éramos nosotras, al ser tres niñas (sin hablar que su hermano le dijo de llamarnos María hace tiempo).

"Estas despierta" se escucha detrás de la  puerta.

No respondo al momento porque me encuentro caminando hacia la puerta para abrirla.

"Creo que si" suelto despacio, mientras paso mis mano por mis hombros recordandome el dolor de los golpes.

"No puedes dormir?" pregunta Al mientras se apoya contra el marco de la puerta.

Me corro un poco haciendo que el pase dentro del cuarto.

"Se nota tanto?" Pregunto mientras me voy a sentar en la cama.

El se estremece un poco por el frío y va a cerrar la ventana "amor te vas a congelar si eso seguía abierto" viene a sentarse a mi lado "y si, escuche cuando abrias la ventana".

"Oh perdón, no crei que estabas despierto" apoyo mi cabeza en el.

"Lo estaba... no me despertaste, tengo tendencia a quedarme hasta tarde" estira su brazo y me atrae a el.

"Auch" digo debido al dolor.

"Perdón" dice con una sonrisa.

"No lo sientes" respondo con una leve risa.

"Que bien me conoces..." toma mi mano y empieza a jugar con mis dedos "y respondiendo tu pregunta... no es que se note, yo simplemente lo se, porque cuando mi madre era..." baja un poco la mirada "maltratada por mi padre, ella quedaba muy mal es más, me acuerdo mi yo de cuatro años yendo a su habitación para dormir con ella y abrazarla"

Su brazo que está sobre mi se aprieta un poco.

"Nos acostamos?" Pregunta mientras se levanta.

Yo asiento y me muevo hasta la zona que está contra la pared. Alastor se acuesta y mira para arriba... en el techo donde hay unos símbolos raros escritos.

Y te sigo amando (Alastor x reader) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora