Akayami

CAPÍTULO 23: LA ISLA SENYUME 1

Con el ruido de las gaviotas en el cielo, Ayame se encuentra observando el mar mientras está apoyada contra la barandilla. La brisa marina mece suavemente su hermoso cabello azul con tonos platinos.

"Que agradable..."

Para sí misma, lo dice.

Actualmente se encuentra a bordo de un barco, el 'The Last Eden'. Zarparon desde la aldea comercial Arune, en el país del Agua. Este barco es la única forma de llegar a su destino, la isla Senyume. Sólo sale una vez cada mes, y su billete está fuertemente vigilado, no se puede comprar a menos que se tenga contactos o se posea un gran nombre en el mercado negro.

Sin saber ni Moroha ni Ayame cómo, Seigi apareció con los billetes. Naturalmente, no preguntaron, es mejor no saber ni intentar averiguarlo.

"Así que aquí estabas, Aya-chan."

La voz de Seigi llega hasta Ayame, quien se gira. Seigi acaba de llegar, la estuvo buscando por el barco, y finalmente la encontró en la proa.

"¿Seigi-kun? ¿Qué pasa, me echabas mucho de menos y quisiste ver mi linda cara?"

Ayame bromea, mientras sonríe.

"Llegaremos en breve, estate preparada. Además, tengo que comentaros algo importante."

"Como siempre, eres muy frío."

En cambio, Seigi actúa de manera seria y sin dejarse inmutar por el encanto de Ayame. Ella realmente contaba con eso, en todo el tiempo que habían estado trabajado juntos en el pasado, jamás consiguió nada.

"En serio, no hay manera..."

Nada más marcharse, Ayame deja escapar un suspiro. Aunque sospechaba que sus encantos no funcionarían con Seigi, ya que nunca lo hicieron, por lo menos esperaba que dudara algo. Pero ni eso. Es como una piedra.

"Seigi-kun, eres un idiota..."

Murmura, frustrada. Sólo lo ve como un buen amigo, pero es algo que le molesta.

***

Tras haberse separado de Ayame, Seigi regresó al interior del barco. En cuanto cruza la puerta de ingreso al pasillo, cierra la puerta y se asegura que queda bloqueada. Se apoya contra la puerta y comienza a respirar lentamente, buscando relajarse.

La verdad es que hace unos momentos estuvo en apuros. El poder destructor de la belleza de Ayame no es un asunto de risa, es muy peligroso.

Ya recuperado, se dirige hacia la sala de reuniones del barco. En esta ocasión pueden usarla sin problemas y sin miedo a que alguien escuche su conversación porque no hay más pasajeros. Si hubiera, tendrían que hablar en uno de los camarotes.

En esa sala estaba sentado Moroha, esperándolo. Con los brazos cruzados y ojos cerrados, se mantuvo en esa misma posición desde que entró en ella.

Al notar a Seigi, abre sus ojos, y lo mira.

"¿Empezamos?"

"Sí. Ya he avisado a Ayame."

Hasta ahora, solo habían estado los dos solos, pero, con la incorporación de Ayame, las cosas han cambiado. Aunque Ayame no se hubiera unido, esta modificación el procedimiento estaba destinado a pasar tarde o temprano.

A los pocos minutos, Ayame entra. Estuvo hasta el último momento tomando el aire. Cuando salía a hacer alguna misión fuera del país del Agua, naturalmente iba en barco, pero siempre permanecía en el interior hasta llegar al puerto de destino.

En realidad, tampoco es que le gustara hacer misiones. El trabajo de shinobi nunca fue algo más que temporal, una forma de ganar dinero de manera legal.

Con sus habilidades, podría ser mercenaria, o trabajar de manera privada para alguien con dinero. No obstante, eso aún le gustaría menos que el ser una kunoichi. No siente lealtad hacia Kiri, pero no le quedaba más remedio que hacerlo.

Su familia y seres queridos... Si renunciaba a seguir las órdenes del Mizukage, entonces ellos podrían sufrir las consecuencias de negarse. Su poder es algo que desea Kiri, es peligrosa mantenerla suelta. Pero ahora, que está con Seigi y Moroha están con ella, ya no se tiene que preocupar.

"Aya-chan, si alguien intenta algo contra ti o a los que quieres, serán mis enemigos; y mis enemigos lo único que se merecen es la muerte."

Eso fue lo que le dijo Seigi hace apenas unas horas. Los enemigos de Ayame serán también los suyos. Con esas palabras, el corazón de Ayame se tranquilizó enormemente.

***

A la tarde, un barco está atracando en el puerto de cierta isla. El 'The Last Eden' acaba de llegar a la lugar considerado el paraíso del mercado negro, donde tiene la mayor sede, la isla Senyume.

El poder llegar a este sitio es algo muy complicado. Es necesario conseguir comprar los billetes en el barco que acaba de arribar. Solo este vehículo posee los medios necesarios para poder localizar la isla escondida en una intensa niebla que la cubre por completo. Si no se sabe como llegar, jamás se logrará.

Aunque normalmente no son muchos los pasajeros, en el día de hoy solo bajan tres personas.

El primero es un chico de unos veinte años, con cabello oscuro corto que le tapa los ojos, viste pantalones holgados oscuros y una camiseta blanca, y sin armas a la vista.

El segundo también es un joven, un poco más que el primero, solo por un par de años, también de cabello negro, pero largo. Sus pantalones grisáceos son estrechos, y lleva una espada en la espalda.

La tercera persona es una chica, de cabello azul con tonos platinos, que viste un kimono. Sus ojos son un precioso verde esmeralda, que enfatizan su belleza. En su cintura tiene tres espadas. Es, aparentemente la más armada de los tres.

"Iré a buscar un sitio decente en el que alojarnos. Recordad que nuestro objetivo es encontrar a una persona en esta isla de locos. Nos reuniremos en dos horas, antes de que anochezca."

Seigi recuerda el plan que habían establecido durante su trayecto en el barco.

La isla Senyume es considerado el centro de los negocios criminales, el mercado negro. El 80% de los residentes son maleantes o caza-recompensas que tienen allí su base por pura conveniencia. Los diferentes países no pueden interferir porque la isla no está en territorio de ninguno, es tierra de nadie.

El motivo por el que se desplazaron hasta dicha isla no es para hacer compras ilegales, sino para localizar a un sujeto con el que Seigi Murakumo se quiere reunir. El nombre de la persona es Rai Senju.

Notas del autor

Lo siento, este es un capítulo corto. Estamos comenzando la segunda parte de este arco (sí, todavía seguimos en el segundo arco de la historia). Inicialmente, este iba a ser el tercero, pero decidí unirlos.

Pronto aparecerán nuevos personajes, aunque todavía no sé como hacerlo exactamente.