Calme, Je suis ici

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—¿Shika? —El peliazul caminaba por los pasillos de la escuela que estaban prácticamente desiertos, no lo había visto en un buen rato y le preocupaba.

Muchos decían que exageraba (y ese muchos era Tadeo) pero estaba realmente preocupado por su pequeño amigo, sabía que tenía a dos chicos siguiéndole y por eso sus instintos de mamá-hermano mayor se activaban más que nunca, y algo le decía que el más pequeño de estatura no estaba bien.

Escuchó unos quejidos de dolor de dolor en un salón cercano, haciendo que Senko se pusiera en alerta y mirara aquella puerta.

Mordió su labio y se armó de valor para entrar y ayudar a quien sea que fuera que estaba dentro.

—¿H-Hola...? —Preguntó con la voz temblorosa mientras miraba dentro del salón.

Sintió sus ojos abrirse como platos al ver un pequeño cuerpo en una de las esquinas de la habitación, reconoció aquella cabellera menta al instante y no dudo en ir corriendo con él.

—¡Shika! —Exclamó algo alterado mientras se arrodillaba a su lado, notando que su cabeza estaba sangrando. —¿Quién te hizo esto? ¿Qué te pasó? —Preguntó mientras examinaba al mayor.

—S-Senko... —Se notaba que el más bajo tenía dificultades de hablar y moverse, pero aún así tenía en mente no preocupar al otro. —Estoy bien... Tranquilo, solo me caí...

Senko apretó su mandíbula, no era tan tonto como para no darse cuenta de que el menor estaba mintiendo, de pronto, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas de frustración por no poder proteger al pequeño.

—No me mientras... No lo hagas. —Soltó un sollozo, que alertó al de cabellos menta que miró alarmado al de cabellos azules. —No estás bien, te está sangrando la cabeza...

Soltó otros sollozos, mientras se aferraba al más bajo y ocultara su rostro en el pecho de este.

—Fueron ellos ¿No? —Preguntó, refiriéndose claramente al par de hermanos que tenían amenazado al chico. —L-Lo sabía... Sabía que te podrían hacer algo pero aún así te descuidé.

El más bajo agachó la mirada, mientras recordaba de nueva cuenta las palabras de sus hermanos haciendo que el también sintiera ganas de llorar nuevamente, pensando en que esas disculpas a un futuro no serían nada, pues volvería a quedar solo.

Sin darse cuenta, ambos chicos empezaron a sollozar mientras se aferraban mutuamente, uno por sentirse mal consigo mismo por no proteger a su amigo, y el otro por el miedo a que lo vuelvan a dejar solo por el chico.

El primero en tranquilizarse fue Senko, que miró con tristeza a Shika mientras sollozaba  cada vez más fuerte, pareciendo un niño pequeño que buscaba protección.

Suspiró y abrazó con calma y cariño al más pequeño, permitiéndole desahogarse entre sus brazos mientras dejaba caricias en la espalda del otro.

—Ya... Ya... "calma, estoy aquí". —Le susurro en francés, sabiendo que el otro no entendía pero aún así eso pareció funcionar pues los sollozos de este se calmaron un poco.

—Shika... No se lo que te dijeron, pero estoy aquí contigo, nos enfrentaremos juntos a esos dos y no saldrás más lastimado ¿Si? —Le susurró tranquilizador.

El pelimenta se mantuvo en silencio, pensando en aquellas palabras y lo difícil que sería enfrentarse o que podría dejarlo solo, pero solo cerró sus ojos y decidió creele al chico, aunque sea momentáneamente pero le creería.

—No te dejare sólo, tranquilo.

│❘❚❙❚❘ ꒰#⃞"We are not normal? And what does it matter?"Where stories live. Discover now