23 de Mayo del 2016
—Entonces que dices ¿podemos ir por un helado? o aún mejor podemos ir por una pastel de tu abuela.— El chico se emocionó solo de pensar en comer el pastel de la bella señora que los recibió.
—Sam, fuimos ayer tenemos que cumplir con la parte del trato antes de volver.— Rió ligeramente mientras quitaban del árbol algunos duraznos.
—Pero podemos decir que... Que...—Sam calló intentando pensar en algo pero no dio con una buena respuesta.
—Si eso fue lo que pensé, ahora ayuda a llevarme esto.— Comentó Wanda mientras veía los cestos con duraznos.
—Solo lo haré porque soy un caballero y no es porque me haya quedado sin respuesta alguna.— Los dos rieron por un momento. Tomaron las canastas y fueron a la pequeña casa que tenía la finca en donde estaban.
Sam y Wanda llevaban 1 mes desaparecidos, habían perdido todo tipo de comunicación con los demás, hacía ya casi 2 semanas que habían llegado a su destino devuelta a España, y ahora estaban en una finca que la familia de Wanda les pudo prestar. Volvieron con la excusa de que no los dejaron cruzar hacia el otro lado y que esperarían a que unos viejos amigos llegarán por ellos, la familia de esta estaban muy gustosos de tenerla más tiempo y a su amigo peculiar.
Sam con el poco tiempo que estaba en el hogar de los gitanos Máximo estaba aprendiendo el español y se llevaba bien con la familia de Wanda, a veces Sam se sentía como un extraño, entre tanta gente diferente y aquel idioma que no ayudaba mucho, lo único que le reconfortaba era la misma finca, pues era muy parecida a la que tenía con María.
Desde que se fue a Alemania con Steve perdió todo contacto con ella y ha intentando contactarse con ella pero, no atiende a su llamado, pero es un hombre terco e intenta en pensar en otras maneras pero no pudo.
—La he acabado.— Dijo algo preocupado a medio camino.
—De verdad, ¿quieres que la lea?— Dijo ella algo tímida de la respuesta que Sam le pudiera dar.
—Por favor.— Suplicó a lo que ella rió, cuando los dos llegaron a la casa dejaron los canastos en la mesa mientras que Sam buscaba la nota y Wanda servía unos vasos de agua.
—Aquí esta.— Puso la carta delante de ella y esta la tomó para leer.
—Querida María, ha pasado más de un mes desde la última vez que te vi, y la verdad es que esto, me es muy difícil, se que dentro de poco teníamos destinados en juntarnos en nuestro pequeño escondite pero al parecer no podré llegar y es que extraño verte tomando una copa de vino a las 6 de la tarde viendo un atardecer o que me digas que me quite los zapatos cuando llegaba de hacer las compras, solo porque acababas de terminar de barrer y no quieres más tierra. Extraño también ver la televisión mientras los dos estamos en el cuarto y tu estas en mis brazos con la bella melodía de la lluvia corriendo por la ventana, ni se diga que no extraño tu comida, ese olor tan cálido no lo he podido encontrar en otro lugar. Estoy en otra ciudad y no tengo a nadie conmigo.— Wanda lo mira algo indignada.
—Para no levantar sospechas.— Dijo él tratando de calmarla y ella retomó la lectura.
—Y me di cuenta que extraño mucho ese hogar, si se que no nos enamoraríamos pero tengo que decir que cuando menos me di cuenta ya estaba flechado por ti, extrañando cada parte de ti y de todas las cosas que hacíamos juntos. Se que falle al romper esa promesa que nunca sentiríamos algo por el otro pero la verdad es que tienes eso que me hace sentirme en calma. Lamento no poder llegar a nuestra cita, nunca fue mi intención dejarte esperando, pero creo que se me da pésimo con las mujeres, espero que me perdones. No esperes saber alguna noticia de mi, no se si te vuelva a ver. Te ama Sam.— Terminó de hablar Wanda.

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In My Veins.
Fiksi PenggemarLas cosas nunca vuelven a ser igual después de una relación fallida o una pérdida. A veces nuestro cerebro para tratar de protegernos de esos sentimientos, "bloquea" esos recuerdos haciendo como si nunca hubieran pasado. Pero, ¿y si nuestro cerebro...