Capítulo 1.4

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Marzo del 2017

Las cosas han estado cambiando para esta chica, si alguien de su vida pasada la viera no la reconocería, justo como en este momento...

Una linda rubia entra por el gran bello salón del hotel donde se llevaría a cabo un de las bodas mas importantes, del mundo y de la época.

—Como de costumbre llegas tarde.— Un señor con una bebe de unos meses se acerca a ella.

—Bueno es algo a lo que tienes que estar acostumbrado ¿No?— La rubia saludaba de beso al que por un tiempo fue el causante del dolor que vivió.— Hola nena, estas igual de bella que tu madre.— La bebé solo reía un poco.

—¿Qué haces aquí?— Una pelirroja llega a ella muy sorprendida de ver a la rubia.— Digo por un momento no te reconocí si no fuera por él.— Señaló al hombre que venía con ella.

—Hola, mucho gusto también me alegro de verte, vine para apoyar a los novios y la que casi no reconozco es a ti, acaso las cosas van de maravilla.— La rubia dio una sonrisa pícara  al ver la expresión de la que tiempo atrás pudo ser una amiga muy cercana ahora con dolor solo podría decir que eran compañeras de trabajo con pasados similares.

La música se hizo presente dando a entender que todo estaba listo para empezar.

—Nos tenemos que ir pero, queda una platica pendiente sobre ese anillo.— Apunta a la mano de la joven está rió y su pareja le indico en donde podrían tomar asiento, para la sorpresa de la rubia, tenían lugares separados, en primera fila,junto a demás personas que al parecer aun no llegaban.

—Crees que tarden.— Dijo mientras jugaba con el anillo en su dedo. Estar ahí en ese momento era muy incómodo para ella.

—No deben de tardar, sabes que la mayoría es impuntual.— Dijo con una leve risa.

—Es por que...— No pudo terminar cuando parte la banca en donde estaba se llenó.

—Soy rápido y genial.— Dijo el mayor.

—Cariño,  ¿cómo estás?, pensé que no vendrías.— Comentó mientras se acomodaba el traje que su hijo había arrugado al llegar rápido.

—Opino lo mismo de ti, no de todos.— Viendo como la banca se terminaba de llenar.

—Él nos obligó a venir, no es como que me lleve con ellos y todo eso, pero aun así no me puedo quejar.— El más pequeño hablo era notorio por su tono de voz que no quería estar en ese lugar la chica rió por la expresión de él.

—Sabía que ibas a venir, pero no de esa manera cariño, robarás miradas, no lo crees.— Dijo alguien mas mientras veía a los demás héroes y les dedicaba una sonrisa como saludo. Los 3 hombres iban a protestar por la vestimenta de la mujer, pero las puertas del lugar se abrieron.

Todos los invitados se pusieron de pie, ella lo hizo igual con la diferencia que en todo momento sostenía la mano de su amado.

—Estas bien, podemos salir.— Él sabía que ella tenía uno que otro problema con la ansiedad y aun seguía controlándose.

—No todo esta bien, solo que nunca me dejes.— Le dijo ella mientras este sonreía y él la tomaba con su mano libre de la cara para darle un beso en los labios.

La rubia no giró hacia el altar, sino que miro a la puerta con la espera de ver entrar a la novia, ella sabia como estaba puesto que los había visto pero era algo que no quería creer. Sentía la mirada del novio pero no iba a voltear no hasta ver a la novia.

Y las grandes puertas del lugar se abrieron otra vez, dejando a la novia a la vista de todos. Era real, sus pensamientos eran reales, no tenia por que ponerse mal, ella también tenía a alguien que la amaba y pronto ella sería la que caminara por algún pasillo igual como ella.

Al fin con todos los sentimientos a flor de piel giro hacia el altar y lo vio, en un traje de color negro, tan negro como la noche, aquella que fue su cómplice en sus mejores momentos.

Además de eso tenía una barba, nunca lo vio con esa cosa en su cara, que se le hizo sumamente extraño, pero sus ojos seguían siendo de ese color tan perfecto como siempre.

La novia llegó a su lugar y cuando vio a la rubia, le dedicó una sonrisa algo maliciosa. Todos los presentes pudieron notar como aquella chica se sentía en un ambiente tan tenso para ella.

—Juro que los mato.— Dijo el mayor.

—Cuenta conmigo.— Dijo el otro.

—Yo no me quedo atrás.— El más chico aunque no platicaba mucho con la chica sabía todo lo que paso y también estaba molesto.

—Nadie mata a nadie.— Y como si fuera por arte de magia se quedaron quietos en su lugar.

—Si y si ya pasamos a lo más importante.— El moreno comentó con su tipo egocentrismo.

—¡Anthony!— Gritó su mujer con su niña en brazos.

—Si, por favor padre además que esto solo es para la familia, puesto que recuerde que tiempo atrás nos casó.— El novio si que estaba echo un lió.— Además que este pequeñín anda muy activo.— Dijo mientras que tomaba en sus manos la panza que sobresalía de su cuerpo.

El padre algo molesto por la situación paso a lo más importante. Los dos novios hicieron sus votos, con un novio muy nervioso. Pasando así al final de la ceremonia.

—Bien si hay alguien que se interponga a esta unión que hable ahora o calle para siempre.— La rubia bajó la mirada a su mano que estaba con la de su amado y pudo sentir la mirada de todos en ella.— Bien por el poder que me concede Dios yo los declaro marido y mujer. Señor puede besar a su mujer.

Los aplausos de muchos se hicieron presentes, la chica estaba a punto de explotar, quería salir corriendo del lugar, pero la mano fuerte de su amado la detenía y daba gracias por eso. Ella los vio salir y antes de perderlos de vista el novio volteo a verla y la vio con pena.

Los dos aún juegan a que se han olvidado cuando saben que no es verdad, como se van a olvidar si la última vez que se vieron terminaron en el gran jardín donde estaban dándose besos.

In My Veins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora