El primer peldaño hacia el retorcido camino de las incongruencias

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"Demasiado temprano."

A su parecer el horario escolar estaba terriblemente ejecutado, un total desastre, pues siendo las 6 de la mañana hacía un frío abisal, la atmósfera se sentía húmeda a causa de las recientes lluvias y el cielo se encontraba repleto de nubes que no permitirían a ni un rayo de luz iluminar el pavimento, al menos durante toda la mañana. "¡Seguro que llueve otra vez!" se quejó mentalmente, desganado.

Su nariz se encontraba con una tonalidad rojiza al igual que sus mejillas repletas de pecas, simulando un resfriado, esto debido a que no vestía nada más que una sudadera azul oscuro arriba de su camisa blanca, sus pantalones de mezclilla oscuros, sus usuales guantes para cubrir sus cicatrizadas manos, sus tenis rojos favoritos terriblemente desgastados y su mochila que colgaba de uno sólo de sus hombros. No era lo más glamuroso que tenía, pero era cómodo.

Había muy pocas personas deambulando en la calle, él tenía que ir a la universidad así que no dudó en tomar la calle principal para llegar más rápido. E iba tan somnoliento y embelesado en sus propios asuntos que simplemente no se fijó en aquel sospechoso hombre encapuchado, de mirada sombría, que tanteaba con esas pupilas dilatadas su siguiente victima.

Solo veía de reojo desde el siguiente callejón a cruzar.

La calle se le hacía eterna a comparación de otros días, se sentía un poco desesperado y ansioso, y sabía bien el por qué, aunque, quisiera ignorarlo completamente. No sólo es la escuela cargada hasta el séptimo infierno de tareas, no.

"La vida de un estudiante de medicina es difícil eh."

En la mañana, en su búsqueda desesperada por su libreta de medicina general, terminó por hurgar en cajas viejas y empolvadas que lo transportaron por medio de pensamientos vagos a sus días de infante, días muy felices a su parecer. Días en los que su madre aún"vivía".

Aunque, la supuesta "muerte" de su madre no se trataba de nada más que de un estado de coma.

La existencia de su madre, día tras día, oscilaba entre la delgada línea de la vida y la muerte. Lo único que le garantizaba que su progenitora seguía respirando era aquella maldita máquina a la que ésta se encontraba conectada, que con pitidos rítmicos y constantes le recordaban que aquella mujer postrada y desdeñada por la buena suerte, tenia en efecto, un corazón latente. Una mujer sumamente amable en una situación por demás desafortunada.

Aun la recordaba, risueño, con su gran sonrisa, llena de cariño y sentimientos que aun en día no lograba reconocer.

De lo que estaba realmente seguro era de que su padre seguía sintiendo un gran cariño por su madre, ya que este seguía pagando la hospitalización desde hace mucho tiempo atrás, y eso era lo único que en verdad le agradecía. Fuera de ello, aquel hombre resaltaba por su ausencia y falta de empatía hacia su propio hijo.

Soltó un largo suspiro cansado tras éste pensamiento, "ella no volverá sin importar cuanto llores, pero 8 años no es suficiente para olvidarle"

Un accidente automovilístico que dejó un trago amargo en su vida que sin lugar a dudas nunca olvidaría, dejándolo a merced de instituciones de cuidado de menores a su edad de 12 años, a causa de la negativa de su padre de hacerse cargo de su persona. A la mayoría de edad decidió abandonar totalmente las instituciones, trabajar y ahorrar suficiente como para que a la edad de 19 años pudiese empezar con su carrera, actualmente con 20 años y una carrera que apenas empezaba mantenía la esperanza de que la vida le sonriera en algún punto, su existencia no se trataba de una cama de clavos pero tampoco se era un lecho de flores. Se hacia lo que se podía.

Aceleró un poco más el paso, no quería llegar tarde tras un perfecto historial escolar de puntualidad, bastante irónico, ya que normalmente se levantaba tarde. El hombre sospechoso que no notó anteriormente pensó que ya era momento de actuar, así que apresurado se lanzó hacia el peliverde que caminaba a paso veloz por la calle, y de un empujón, que si bien no lo tiro de cara al piso, al menos lo desestabilizó, le arrebató la mochila.

FEAREST [katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora