La motivación de quienes buscan la redención entre el camino del suplicio

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"Cansado"

La alarma sonó por tercera vez y él se lamentó en silencio de las decisiones que tomaría, de lo que planeaba hacer con el resto de su día. Suspiró de forma sonora, asemejando el gruñido de un animal moribundo, derramó su furia sobre la alarma que no detenía sus molestas repeticiones y divisó un mensaje de Sero al observar su celular.

"Si quieres reclamar el cuerpo ven entre las 8 y las 10, después de esa hora se cremará si nadie lo reclama."

Enviado a las 4:50 am

Estaba seguro que Sero exageraba, por que nunca cremaban un cuerpo tan rápido ¿o si?

Miró la hora y eran las 6:25 am, suspiró de nuevo, sentía su físico y espíritu como la existencia mas asquerosa de esa ciudad. Se sentía igual de vivo que una piedra y tan alegre como un perro recién atropellado.

La noche anterior, después de regar algunas lagrimas en el sofá, decidió dirigirse hacia su cama, se dejó caer con pesadez sobre el colchón y maldijo contra la almohada.

No estaba disfrutando sus momentos de descanso.

Después de aquello le había sido imposible dormir, tantas cosas intervenían y contribuían en su insomnio que simplemente empezaba a punzarle la sien ante el inminente estrés, el alcohol lo había dejado solo hace bastantes horas, los ojos le escocían pero no terminaba de comprobar si se trataba de el hecho de no haber podido conciliar el sueño en toda la noche o por la cantidad de horas que se lamentó amargamente sobre la cama.

Amargamente, en silencio, furibundo, ansioso, lleno de odio, de rencor, de culpa...

Por que si, efectivamente, Bakugo Katsuki podía llorar por horas como un bebé, podría ser rudo y grosero, pero seguía siendo humano.

Trato de incorporarse de su lecho, estaba seguro de haber dejando un molde perfecto de su figura entre las sabanas y el colchón, no se había movido de su posición en toda la noche así que ahora, su cuerpo adolorido y entumecido le cobraba hasta con creces la incomodidad por la que pasó. Se sentó en la cama, miró el suelo, ni siquiera se había quitado los zapatos y ahora tendría que salir de nuevo.

"Perfecto, simplemente perfecto"

Aun no detectaba luz del exterior, ni siquiera había amanecido, la poca luz que había se la otorgaba la ventana, la luz de los faroles de la calle se colaba entre las cortinas y llegaba tímidamente a las paredes de su cuarto, aumentaba su intensidad cada vez que un automóvil pasaba, gracias a la madrugada, con su cielo mezcla de azules obscuros y nubes viajeras, el frió se le incrustaba en los huesos hoy mas que nunca, y aun así...

Ni siquiera la fría atmósfera de su habitación le calaba tan a fondo como los recientes sucesos.

"Todo esto, es una mierda, una gran y asquerosa mierda, y todo es mi..."

Un sonido lo sacó de sus pensamientos, una llamada entrante, maldijo a quien se le ocurriera llamarle a esa hora.

- ¿Deku? - susurro expectante.

Mentiría si dijese que no conservaba en número de Midoriya, mas por prevención que por otro motivo, pero no sabia que este último guardara su número... "Pero tu estas muerto, maldito desgraciado"

Tragó saliva como pudo.

Recibió la llamada sin idea de lo que escucharía a través de la linea.

Silencio

Solo eso, los primeros segundos fueron un silencio absoluto, ruido muerto, él los sintió como minutos enteros, sentía que la cabeza le pesaba, esos segundos le quebraban en espíritu de una manera demasiado cruda y fiera incluso para sus estándares.

FEAREST [katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora