FEAREST [katsudeku]

Las pistas individuales sin sentido que adquieren uno en conjunto

"Desesperante"

Estaba en trance, no sabia si era por que no estaba durmiendo bien, los desvelos diarios que tenía gracias al insomnio no eran nada saludables, y los dos litros de agua que debería tomar todos los días estaban siendo sustituidos por café y asquerosas bebidas energéticas con mas azúcar que agua, sencillamente había adoptado ese habito en la universidad pero después de días buscando información al lado de Todoroki no podía evitar simplemente impacientarse y aburrirse, su vida en general no era muy divertida, pero jamas había pasado tanto tiempo frente a una computadora y en compañía del de ojos bicolor.

Chasqueó la lengua recordando la cara imperturbable del heterocromatico sin importar cuanto apodo idiota le pusiese.

"Maldito doblecara"

Toda la semana había sido un empleado obediente y un oficial comprometido con su trabajo, le prohibieron salir en búsqueda de información por razones personales, y obedeció, le pidieron que llenase los formularios que le correspondiente por obligación, estaba hecho, ahora lo utilizaban como empleado de 4ta "¿Cuando me convertí en el idiota de las copias? Para la próxima me obligaran a servir el café"

La impresora frente a él emitió un ruido anormal, por sexta vez en esa semana le pasaba algo al viejo electrodoméstico.

"¿Estas de joda? es la segunda vez que se descompone en mi turno, a la mierda si tiene una hoja atorada de nuevo"

Verificó que no hubiesen hojas estancadas en el interior de la maquina antes de soltar un nuevo chasquido con la lengua, la hoja numero 20 de las 40 que necesitaba imprimir estaba a medio hacer, en algún punto la impresora dejó de pintar y tenia una ligera idea de lo que sucedía.

"Voy a matar a Hanta, no llenó de tinta esta porquería como le dije"

Frustrado por las tonterías extra que tenia que hacer solo para conseguir unas miserables copias, se movió de su sitio, se tomó de un trago el café que dejo sobre la mesa de al lado y caminó al pasillo. La cafeína empezaba a trabajar y tenia miedo de ver su reflejo apagado y ojeroso en las ventanas del edificio, pero era inevitable, se veía ciertamente mal, lo suficientemente desaliñado como para atemorizar a sus admiradoras y causar gestos de repudio en los envidiosos. El asunto de Izuku lo estaba sacando de sus casillas, sentía el pasar del tiempo en esa oficina a expensas de su estabilidad emocional pero se sentiría como un completo inútil si no extraía hasta la ultima gota de información que tuviera a la mano.

Lo único que tenia hasta ahora eran reportes a medias de lo que supuestamente eran pruebas del caso, pero solo resultaban ser rincones y callejones sin salida, avistamientos del sospechoso que no llevaban a nada, eso o los idiotas que se encargaban de investigar a campo abierto eran unos inútiles. Desde su perspectiva no había nadie mejor capacitado para llevar a cabo esa investigación que él, pero su opinión era totalmente opuesta a lo que parecían pensar sus superiores.

El pasillo terminó para él en cuanto se topó con la puerta de su jefe, el mismo que lo subestimaba, el mismo al que admiraba aunque no lo admitiese, no pudo ni girar el picaporte sin tocar la puerta como le era de costumbre hasta que escuchó a través de la madera.

- Aun si le decimos de EVOS, no podemos separarlo de Bakugou, no es idiota, va a sospechar y lo que menos queremos que lo malinterprete se ponga agresivo - sonaba como Aizawa.

- Ni siquiera sabemos si los tres casos se relacionan, si es el caso en algún momento se enterará, por supuesto que... tendremos que excluirlo... - ese era probablemente Toshinori, y le sorprendía lo cerca que ya estaban de la puerta.

Antes de siquiera escuchar el picaporte sonar se escondió en la esquina siguiente, no quería parecer un entrometido aunque claramente hablaban de Hanta y él, pero no podía negar su curiosidad, la incertidumbre se plantó en su pecho con rapidez, la experimentó como un burbujeo extraño, si tenía que ver con él definitivamente se enteraría antes de que siquiera pensaran en decírselo. En cuanto su jefe salió de la oficina acompañado por ese fiel asistente que le seguía a casi todas partes actuó, cerraban la puerta apenas cuando él entró en escena, llegó sabiendo que Aizawa ya había notado su presencia pero Yagi no, simplemente carraspeó para llamar la atención.