El miedo que somete a una persona influenciada por las masas

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"Asfixiante"

Sus pupilas fijas en la pared se movían de lado a lado, buscaban figuras entre las grietas y protuberancias del empaste de la superficie, quería patrones, rostros, cualquier cosa, su mirada cayó al piso buscando lo mismo, pero en la madera obscura y barnizada, vio un par de formas animales en aquellas irregularidades y detuvo su búsqueda.

La voz de su madre atropelló todo su hilo de pensamientos, dejándolo expuesto ante las demás miradas, confundido, no sabia lo que ella le había dicho, pero ese tono amargo le indicaba que había dicho algo importante, ya imaginaba de que estaban hablado.

- ¿Estas escuchándome siquiera? - En realidad le gustaría que no fuese una posibilidad, más con ese tono de conversación de todo menos amigable.

Katsuki no necesitaba dar explicaciones, no necesitaba armar argumentos para algo tan simple, no quería.

Salió del departamento nueve con el alma rota y el cuerpo renovado y al girar el picaporte no se imagino siquiera tener visitas.

Su rostro impasible, en medio de la luz azulada de la madrugada, le mostró las tres personas paradas frente a la puerta del lugar en el que debería estar durmiendo pero no podía. Le mostró tres pares de ojos con diferentes mensajes, le mostró tres caras conocidas con emociones diferentes plasmadas.

No tuvo de otra mas que invitarlos a pasar.

Aun renuente ante la opción de siquiera crear contacto visual con su madre, arrastró la mirada por el techo de la habitación y terminó su recorrido al encontrar un par de ojos incómodos en el sillón de la sala, los ojos azules de su jefe le transmitían un poco de la incomodidad de escuchar la discusión intima entre una madre y su hijo, encogiéndose de hombros como si fuese a él al que estaban regañando a pulmón suelto.

- Estoy tan harta de escuchar el buzón de voz de tu teléfono, estaba tan preocupada y tu ni siquiera ... - las palabras de volvían difusas en sus oídos mientras pensaba en cosas que consideraba más interesantes, observo a su padre con la cabeza agachada, mirando su calzado, sonrió de lado al pensar que estaba a punto de esconderse bajo la mesa como niño pequeño - ¿De qué demonios te estas riendo?

Su mirada finalmente hizo contacto con la de ella, el silencio se hizo presente y por primera vez en la noche se percató del mensaje que aquellos ojos vidriosos le transmitían.

No sabia si así se verían sus ojos entre la furia, con el mismo fulgor, con ese fuego en las pupilas de su madre, había furia que burbujeaba entre el rojo de esos ojos.

Ella estaba enojada.

Vio a los café terracota que su padre portaba como ojos, con una emoción distinta, una mezcla de tristeza y preocupación que le cautiva y le hace querer preguntar con mucho mas ahínco que sucede.

La primera lagrima de la noche de deslizó en la mejilla de su madre mientras su gesto se deformaba desde la rabia hacia la tristeza, sus manos temblorosas cubrieron su rostro y su padre que antes permanecía con la cabeza gacha se levantó a abrazar a su madre antes de que él pudiese siquiera procesar que la había hecho llorar.

- Ni... ni siquiera le importa... - Katsuki parpadeo rápidamente tres veces al recibir la mirada furiosa de su padre, incrédulo abrió la boca un par de veces simplemente para volverla a cerrar sin nada útil para calmar los sollozos. Un temblor más entre los brazos de su padre le hizo entender que no era momento de hablar, sino de actuar.

Se levanto con una expresión neutral y se arrodillo al otro lado de la silla de su madre, tomó su mano con una delicadeza que el mismo desconocía y hablo para que solo la afligida mujer pudiese escucharle.

FEAREST [katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora