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Arthur la tenía tomada del cuello. Le apretaba con tanta fuerza que apenas pudo gritar para pedir ayuda. Era temprano, había amanecido hacia tan solo unos minutos y no había tantos oficiales en la estación a esas horas de la mañana.

Volvió a gritar, mientras Arthur apretaba cada vez más su garganta. Un joven guardia fue quien apareció para auxiliarla. Entró a la celda y apartó a Arthur. Harley cayó al suelo, tosiendo, tratando de recuperar el aliento, y cuando el policía se dio vuelta, ella lo tomó del cabello, lo golpeó contras las rejas repetidas veces hasta que el muchacho cayó inconsciente. Le quitó las esposas y el arma que llevaba en su cintura. Arthur aprovechó para quitarle una caja de cigarros y un encendedor que encontró mientras le revisaba los bolsillos del pantalón.

Cuando salieron de la celda caminaron por un largo pasillo, hasta que al final estaba la puerta que conducía al centro de la estación. Como era temprano, había pocas personas. Harley insistió en que debían encontrar la forma de poder cruzar hasta la salida sin que nadie se diera cuenta, pero Arthur, que acaba de encender un cigarrillo, le quitó el arma de las manos y abrió la puerta de una patada, y les disparó a todos los que estaban allí. Unos disparos por sorpresa, fue más que suficiente para poder matarlos, sin darles tiempo de tomar sus armas o llamar a alguien. Tras eso, Arthur robó el arma de uno de los oficiales caídos y tomó del brazo a Harley, quien se había quedado inmóvil observando a esos hombres morir de un segundo a otro.

Salieron de la estación y Arthur volvió a dispararle a un hombre que estaba en la calle y se estaba bajando de su coche. Le quitó las llaves y ante el caos que habían ocasionado los disparos, metió a Harley al auto y arrancó a toda velocidad. Las sirenas de la policía se empezaron a escuchar a lo lejos, pero era tarde, para entonces, el Joker y Harley ya habían escapado. 

Arlequín || Joker ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora